2016-11-08 16:59:00

Una cosa es lo que merecemos por el mal hecho y otra el respiro de la esperanza, dijo el Papa a los carcelados


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Lo que Francisco dijo a los privados de libertad física, vale también para los que somos prisioneros de una adicción o de una dependencia. El Papa afirmó que tenemos necesidad de fortalecer cada vez más las raíces de nuestra esperanza. Y para fortalecer esta esperanza insistió, en primer lugar, en  “la certeza de la presencia y de la compasión de Dios, no obstante el mal que hemos cometido. No existe lugar en nuestro corazón que no pueda ser alcanzado por el amor de Dios”.

A este punto el Obispo de Roma distinguió: “Una cosa es lo que merecemos por el mal que hicimos, y otra cosa distinta es el ‘respiro’ de la esperanza, que no puede sofocarlo nada ni nadie”.

“La esperanza es don de Dios –expresó-. Está ubicada en lo más profundo del corazón de cada persona para que pueda iluminar con su luz el presente, muchas veces turbado y ofuscado por tantas situaciones que conllevan tristeza y dolor”, y explicó claramente la acción de Dios que suscita arrepentimiento, perdón, reconciliación en la persona que se ha equivocado. “Allí se hace presente con más fuerza la misericordia del Padre -dijo-, para suscitar arrepentimiento, perdón, reconciliación”. Quiere decir que hay un cambio posible aún dentro de las rejas de una cárcel.








All the contents on this site are copyrighted ©.