2016-10-15 13:06:00

Radio Vaticano en español para Guinea Ecuatorial y África


A la Virgen María le queremos encomendar el futuro de la humanidad

(RV).- El Papa Francisco culminó el Jubileo Mariano de la Misericordia haciendo resonar las palabras de Juan Pablo II

Introduciendo el Ángelus,  al concluir el Jubileo Mariano, en el Año Santo de la Misericordia, el Papa Francisco renovó el Acto jubilar de Consagración a la Madre de Dios, encomendando a María el futuro de la humanidad, repitió las palabras que pronunció el Papa Karol Wojtyla, el 8 de octubre del Gran Jubileo del Año 2000:

«Oh Madre queremos encomendarte el futuro que nos espera. La humanidad puede hacer de este mundo un jardín o reducirlo a un cúmulo de escombros. Que en esta encrucijada la Virgen nos ayude a elegir la vida, acogiendo y practicando el Evangelio de Cristo Salvador».

En la cita para la oración mariana del XXVIII Domingo del Tiempo Ordinario, después de expresar su dolor por las consecuencias del huracán que enlutó el Caribe, en particular Haití,  el Obispo de Roma aseguró su cercanía y su confianza en la solidaridad de la Comunidad internacional, de las instituciones católicas y de las personas de buena voluntad, a la vez que invitó a todos a unirse a su oración por estos hermanos y hermanas nuestros tan duramente probados

Luego el Santo Padre anunció que el 19 de noviembre, víspera de la Solemnidad de Cristo Rey del Universo, en la que quedará cerrada la Puerta Santa de la Misericordia, celebrará un consistorio para la creación de nuevos cardenales de los cinco continentes.

Haciendo hincapié en «la universalidad de la Iglesia que anuncia y da testimonio de la Buena Noticia de la misericordia de Dios en todos los rincones de la tierra» y en la comunión con la Sede de Pedro y las Iglesias particulares del mundo, el Papa dio a conocer el nombre de los 17 nuevos purpurados, pidiendo oraciones por ellos para que «confirmando su adhesión a Cristo, Sumo Sacerdote misericordioso y fiel», lo ayuden en su ministerio de Obispo de Roma y de «principio y fundamento perpetuo y visible de la unidad de la fe y de la comunión».

María nos acompaña indicándonos a su Hijo Jesús, que irradia la misericordia del Padre

En su homilía de la Santa Misa con la que culminó el Jubileo Mariano, el Santo Padre alentó a aferrarnos fuertemente a la fe sencilla de la Santa Madre de Dios y a pedirle que nos enseñe a regresar siempre a Jesús y a darle las gracias por los innumerables beneficios de su misericordia.

En la víspera, en su meditación en el rezo del Rosario del Jubileo Mariano, el Papa Francisco señaló que, siguiendo a la Madre de Dios y Madre de la Iglesia,  estamos llamados a ser «discípulos, misioneros y portadores de Cristo allí donde Él nos pide estar presentes».

Y que «no podemos encerrar el don de su presencia dentro de nosotros. Por el contrario, estamos llamados a hacer partícipes a todos de su amor, su ternura, su bondad y su misericordia. Es la alegría del compartir que no se detiene ante nada, porque conlleva un anuncio de liberación y de salvación».

(CdM – RV)








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