2016-10-13 17:02:00

Para que sus feligreses conocieran a Jesús, el Cura Brochero apostó a los Ejercicios Espirituales ignacianos


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Jose Gabriel Brochero buscó a Dios desde chico por la fe de sus mayores. Sintió a Dios muy cercano en algunos acontecimientos, como cuando rezó para que a ese niño compañero suyo no lo matara la creciente del río y Dios lo escuchó. Lo siguió buscando en Córdoba, Argentina, en el seminario diocesano con los Ejercicios Espirituales de San Ignacio de Loyola. Ahí Brochero se dio cuenta de que ése era un modo de estar con Jesús de un modo que el amor de Dios te transforma el corazón. Y además eligió los Ejercicios Espirituales como proyecto pastoral para la parroquia que le encomendaron y por eso trabajó para que todos sus feligreses pudieran hacer esta experiencia.

Primero los llevaba a Córdoba atravesando la montaña de casi 3000 metros, a lomo de mula y caballo, en invierno -único tiempo en que la gente del campo estaba más desocupada. Después no paró hasta cumplir su sueño de tener en la misma parroquia una casa de Ejercicios. La inauguró en 1877 y llegó a reunir en ella tandas de 900 hombres y de 600 mujeres. En 1880 llegaron también a lomo de mula las Hermanas Esclavas del Sagrado Corazón para hacerse cargo de la Casa. A la muerte de Brochero habían pasado por la Casa 70.000 personas. 

@jesuitaGuillo 








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