2016-09-21 10:31:00

El Papa en su catequesis: perdonar y dar, dos claves para ser misericordiosos


(RV).- El Papa Francisco presidió su tradicional audiencia general este miércoles 21 de septiembre, día en que la Iglesia celebra la fiesta de San Mateo, y pronunció su catequesis ante los miles de fieles reunidos en la plaza de San Pedro.

En esta ocasión, el Obispo de Roma basó su predicación en la narración del Evangelio de San Lucas en la que Jesús afirma: “Sean misericordiosos, como el Padre de ustedes es misericordioso. No juzguen y no serán juzgados; no condenen y no serán condenados; perdonen y serán perdonados. Den, y se les dará. Les volcarán sobre el regazo una buena medida, apretada, sacudida y desbordante. Porque la medida con que ustedes midan también se usará para ustedes” (Lc 6, 36-38).

Por este motivo, el Santo Padre recordó que “Dios ama con un Amor tan grande que para nosotros parece imposible” y añadió que “toda la historia de la salvación es una historia de misericordia, que alcanza su culmen en la donación de Jesús en la Cruz”.

Para que esto sea posible, el Papa explicó que el Evangelio da dos claves: perdonar y dar. Y destacó que  “en la comunidad cristiana hay que suspender juicios y condenas” ya que “el perdón es manifestación de la gratuidad del amor de Dios, que nunca da a un hijo por perdido”.

Por otro lado, el Pontífice dijo que Jesús “nos enseña que su voluntad de darse está muy por encima de nuestras expectativas y no depende de nuestros méritos”, sino en la capacidad de acoger su Amor que “crece en la medida que nos damos a los demás, más amamos”.

Al finalizar, el Papa saludó a los fieles presentes de España y Latinoamérica a quienes animó a pedir al Señor “no perder nunca nuestra identidad de hijos de un mismo Padre, que nos une en su Amor”.

(Mercedes De La Torre, RV).

 

Texto completo de las palabras del Papa que pronunció en español:

Queridos hermanos y hermanas:

Hoy hemos escuchado el pasaje evangélico que inspira el lema de este año santo: Sed misericordiosos como vuestro Padre es misericordioso. Dios ama con un amor tan grande que para nosotros parece imposible. Toda la historia de la salvación es una historia de misericordia, que alcanza su culmen en la donación de Jesús en la cruz. ¿Cómo alcanzar esta perfección? La respuesta estriba en que Jesús no pide cantidad, sino ser signo, canal, testimonio de su misericordia. Por eso los santos han encarnado el amor de Dios que les desbordaba en múltiples formas de caridad en favor de los necesitados.

El Evangelio nos da dos pautas para ello: perdonar y dar. Jesús no busca alterar el curso de la justicia humana, pero manifiesta que en la comunidad cristiana hay que suspender juicios y condenas. El perdón es manifestación de la gratuidad del amor de Dios, que nunca da a un hijo por perdido. No podemos ponernos por encima del otro, al contrario, debemos llamarlo continuamente a la conversión. Del mismo modo, Jesús nos enseña que su voluntad de darse está muy por encima de nuestras expectativas y no depende de nuestros méritos, sino que la capacidad de acoger su amor, crece en la medida que nos damos a los demás, más amamos, más lleno de Dios estará nuestro corazón.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. Pidamos al Señor que no perdamos nunca nuestra identidad de hijos de un mismo Padre, que nos une en su amor. Que Dios los bendiga.








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