2016-06-08 09:43:00

El vino bueno de la salvación nunca deja de brotar del costado traspasado de Cristo, dijo el Papa


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Jesús cambiando el agua en vino en las bodas de Caná, revela el amor del Padre y la profundidad de su relación con los hombres, explicó Francisco en la Catequesis del 8 de junio de 2016. Y pidió que “recibiendo del corazón de Jesús la gracia que nos salva, hagamos de nuestra vida cristiana una continua respuesta de amor a Dios, nutriéndonos de su palabra de vida y compartiendo con todos el vino nuevo de la nueva alianza”.

Con este milagro Jesús se presenta “como esposo del Pueblo de Dios, y nos une a él con una nueva alianza de amor, que nosotros, su familia, tenemos que custodiar y extender a todos”.

El vino es un elemento típico del banquete mesiánico y simboliza la abundancia del banquete y la alegría de la fiesta. Por eso Jesús, al convertir el agua de las purificaciones rituales en vino nuevo, realiza un gesto elocuente: transforma la ley de Moisés en Evangelio portador de alegría.

¿Qué pensás y sentís sobre esto?

El Obispo de Roma pidió “que recibiendo del corazón de Jesús la gracia que nos salva, hagamos de nuestra vida cristiana una continua respuesta de amor a Dios, nutriéndonos de su palabra de vida y compartiendo con todos el vino nuevo de la nueva alianza.”

 








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