2016-06-06 15:56:00

Solo Dios puede cambiar el luto en alegría


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Hay mucha indignación con Dios y dolor grande en el corazón de la viuda de Sarepta, porque su hijo se enfermó y murió en sus brazos, mientras daba alojamiento a Elías el profeta de Dios.  Muchas veces decimos: “si yo soy religioso y voy a la iglesia y rezo ¿cómo Dios me puede hacer esto?”.

Y ¿qué sentía la viuda de Naím mientras llevaba al cementerio, en un féretro, a su único hijo?

Son dos madres viudas con el alma atravezada por el dolor como la misma madre de Jesús al pie de la cruz. Sin embargo la viuda de Sarepta había ofrecido alojamiento al profeta y Jesús estaba en la misma calle del cortejo fúnebre de la viuda de Naím. Por eso las dos recibieron inmediatamente a sus hijos vueltos a la vida, por el milagro de Elías y por el milagro de Jesús. Y también la Virgen Madre, María de Nazaret, despues de tres días, recibió a su hijo Jesús resucitado.

Se trata del acontecimiento central de nuestra fe dijo Francisco el 5 de junio de 2016, “la victoria de Dios sobre el dolor y la muerte. Es el Evangelio de la esperanza que surge del Misterio Pascual de Cristo, que se irradia desde su rostro, revelador de Dios Padre y consuelo de los afligidos… nos llama a permanecer íntimamente unidos a la pasión de nuestro Señor Jesús, para que se manifieste en nosotros el poder de su resurrección.”








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