2016-06-01 15:51:00

De las dos maneras descriptas, solo una es verdadera oración


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

El fariseo en sus rezos se complace de sí mismo y desprecia a los demás, mientras que el publicano, con humildad ante Dios y arrepentido de sus pecados, mendiga la misericordia de Dios, como refiere el mismo Jesús en el Evangelio de Lucas, capítulo 18.

El Papa Francisco en su catequesis del 1 de junio de 2016 se preguntó: ¿Se puede orar con arrogancia?, ¿se puede orar con hipocresía? Y las dos preguntas afirmó que no. Y exhortó a preguntarse no cuánto rezamos sino “cómo rezamos, o mejor cómo es nuestro corazón para discernir los pensamientos y sentimientos, y eliminar toda arrogancia”.

El Obispo de Roma explicó que Jesús nos enseña la actitud correcta para invocar la misericordia del Padre y afirmó que por su actitud el publicano se convierte en imagen del verdadero creyente. “El publicano ora con humildad, arrepentido de sus pecados, mendiga la misericordia de Dios. Nos recuerda la condición necesaria para recibir el perdón del Señor y se convierte en imagen del verdadero creyente. La oración del soberbio no alcanza el corazón de Dios, la oración humilde obtiene su misericordia”.








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