2016-05-14 12:54:00

Voy a hacer que un espíritu los penetre y los huesos secos revivirán, dijo Dios a Ezequiel


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Dios llevó al profeta a un inmenso cementerio y le preguntó: “¿Podrán revivir estos huesos?”. Lo tienta para probar su fe y le ordena que profetice sobre los huesos secos y estos se llenan de nervios y de carne, pero les falta espíritu. Entonces Dios ordena a Ezequiel que convoque al espíritu: “Ven espíritu… y sopla sobre estos muertos para que revivan”. Y revivieron y se incorporaron como un ejército inmenso.

Fue como si a los esqueletos les dieran una descarga eléctrica para revivirlos. Pero no fue alto voltaje, sino la extraordinaria grandeza del poder del Espíritu de Dios amor, por la eficacia de su fuerza. Y esto lo hace Dios para mostrar el fascinante poder de su fuerza recreadora, restauradora, resucitadora: “yo voy a abrir las tumbas de ustedes… pondré mi espíritu en ustedes y vivirán”.

No se trata solo de esqueletos de cementerio. También está la muerte en vida del alma clausurada en la tumba del egoísmo. De esta muerte también Jesús puede hacerte salir, liberarte.

Los primeros discípulos tuvieron una lucha interior muy grande. Estaban prácticamente muertos de la tristeza por el fracaso de Jesús en la cruz, el corazón desinflado, vacío. Entonces Jesús resucitado entra en la habitación cerrada por el miedo a morir y sopla en sus discípulos el poderoso fuego de su Espíritu que cura del mal y llena con la fuerza de la vida. Y salen a inyectar Vida al mundo entero. “El que resucitó a Cristo Jesús, también dará la vida a sus cuerpos mortales, por medio del mismo Espíritu que habita en ustedes”, dice san Pablo.

Sí, por el Bautismo, también vos podes conectarte con la oración y los sacramentos a la poderosa descarga del Espíritu.








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