2016-05-13 13:42:00

La familia, educadora de la verdad del hombre: Viviendo en familia


Con el padre Kennedy Rodríguez

El matrimonio y la familia

La principal cuestión que debe encarar hoy la familia en la educación cristiana de sus hijos no es religiosa sino principalmente antropológica: el relativismo radical ético-filosófico. Según él, no existe una verdad objetiva del hombre y, como consecuencia, tampoco sobre el matrimonio y sobre la familia.

La misma diferencia sexual, intrínseca al aspecto biológico del varón y la mujer, no se fundamenta en la naturaleza sino que se considera un simple producto cultural, que cada uno puede cambiar según sus propias concepciones. Con ello se niega y se destruye la misma existencia de la institución matrimonial y de la familia.

El relativismo afirma también que no existe Dios ni la posibilidad de conocerlo (ateísmo y agnosticismo), y tampoco existen normas éticas y valores permanentes. Las únicas verdades son las que dimanan de las mayorías parlamentarias.

Ante esta realidad tan radical y condicionante, la familia tiene hoy la ineludible tarea de trasmitir a sus hijos la verdad del hombre. Como ya ocurrió en los primeros siglos, hoy es de capital importancia conocer y comprender la primera página del Génesis: existe un Dios personal y bueno, que ha creado al hombre y a la mujer con igual dignidad pero distintos y complementarios entre sí, y les ha dado la misión de engendrar hijos, mediante la unión indisoluble de ambos en «una caro» (matrimonio). Los textos que narran la creación del hombre, ponen de manifiesto que la pareja hombre y mujer son —según el designio de Dios— la primera expresión de la comunión de personas, pues Eva es creada semejante a Adán como aquella que, en su alteridad, lo completa (cf. Gén 2,18) para formar con él una «sola carne» (cf. Gén 2,24). Al mismo tiempo, ambos tienen la misión procreadora que los hace colaboradores del Creador (cf. Gén 1,28).

14 de mayo








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