REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
El discernimiento espiritual busca la semilla de la presencia del Espíritu de Dios en la realidad humana, los acontecimientos, la sensibilidad, los deseos, en las tensiones profundas de los corazones, de los contextos sociales, culturales y espirituales.
El discernimiento es un proceso de apertura a la Palabra de Dios para iluminar la realidad concreta de cada vida, para ser dóciles al Espíritu, que nos anima a actuar con amor y a crecer de bien en mejor.
La ayuda para la lectura de “La alegría del amor”, que se escribió antes de la publicación de esta Exhortación de Francisco, explica que Diálogo y discernimiento se entrecruzan, como ha dicho el Papa en su entrevista a La Civiltà Cattolica: “El discernimiento espiritual busca reconocer la presencia del Espíritu de Dios en la realidad humana y cultural, la semilla ya plantada de su presencia en los acontecimientos, en la sensibilidad, en los deseos, en las tensiones profundas de los corazones, de los contextos sociales, culturales y espirituales”. Esto se traduce en la obligación de los pastores de discernir bien las situaciones. (cfr Familiaris Consortio n. 84 e Sacramentum Caritatis 29).
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