REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz
El problema no es el de cambiar la doctrina, sino de inculturar los principios generales para que puedan ser comprendidos y practicados. El lenguaje debe animar y confortar cada paso de cada familia real; un lenguaje atento a los interlocutores y que implica discernimiento y diálogo.
La ayuda para la lectura de “La alegría del amor”, que se escribió antes de la publicación de esta Exhortación de Francisco, afirma que “para hablar de la familia a las familias, el problema no es aquel de cambiar la doctrina, sino de inculturar los principios generales para que puedan ser comprendidos y practicados. Nuestro lenguaje debe animar y confortar cada paso de cada familia real”.
“Como consecuencia –dice la orientación para la lectura de la Exhortación-, el Papa Francisco pretende expresarse en un lenguaje atento a los interlocutores y esto implica discernimiento y diálogo. El “discernimiento” requiere no dar por supuesta una formulación de la verdad en las elecciones a realizar.”
Esta ayuda para la lectura explica que “muy seguido el Papa Francisco — siguiendo a sus predecesores —, nos pide que en cuanto pastores hagamos discernimiento de las diversas situaciones vividas por nuestro pueblo fiel y por toda la gente, las familias, las personas.”
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