“Los invito practicar la limosna como signo de misericordia y a no olvidar mirar a los ojos de quien les pide ayuda; así, Dios no les ocultará su rostro”. Fue la invitación del Papa Francisco al saludar en nuestro idioma a los fieles y peregrinos que participaron en la Audiencia Jubilar del segundo sábado de abril, en cuya catequesis el Obispo de Roma propuso el tema de la Misericordia y la limosna.
Con la introducción de un pasaje del Evangelio de San Mateo (6, 1-4), en el que se asegura que no hay que pregonar la limosna dada como hacen los hipócritas, sino que ésta debe permanecer en secreto y sólo a los ojos del Padre, que nos recompensará; el Papa Bergoglio – hablando en italiano – comenzó explicando que este paso del Evangelio nos permite descubrir un aspecto esencial de la Misericordia, a saber: la limosna.
Y añadió que si bien dar una limosna puede parecer una cosa sencilla, en realidad debemos estar atentos a que este gesto no se quede privado del gran contenido que tiene.
En efecto – explicó – el término “limosna”, deriva del griego y significa precisamente “misericordia”. De modo que la limosna debería llevar consigo toda la riqueza de la misericordia. Y dado que la misericordia tiene numerosos caminos y modalidades, del mismo modo la limosna se expresa de tantas maneras para aliviar el malestar de cuantos están necesitados.
El Santo Padre concluyó su catequesis invitando a hacer nuestras las palabras del Apóstol Pablo: “De todas las maneras posibles, les he mostrado que así, trabajando duramente, se debe ayudar a los débiles, y que es preciso recordar las palabras del Señor Jesús”, que dijo: “¡La felicidad está más en dar que en recibir!” (Hch 20,35; Cfr. 2 Co 9,7).
(María Fernanda Bernasconi – RV).
Texto y audio del resumen de la catequesis del Papa para los fieles de nuestro idioma:
Queridos hermanos y hermanas:
La limosna es un aspecto esencial de la misericordia. En efecto, el término “limosna” significa “misericordia” y tiene muchos modos de manifestarse. En la Sagrada Escritura, Dios nos muestra su atención especial por los pobres y nos pide que no sólo nos acordemos de ellos sino que les ayudemos con alegría.
Esto significa que la caridad requiere una actitud de gozo interior. Un acto de misericordia no puede ser un peso del cual nos tenemos que liberar cuanto antes. El anciano Tobías, en el Antiguo Testamento, nos da una sabia lección sobre el valor de la limosna. Nos dice: “No apartes tu rostro de ningún pobre, porque así no apartará de ti su rostro el Señor” (Tb 4,8). Lo que cuenta es la capacidad de mirar a la cara de la persona que nos pide auxilio.
La limosna es un gesto sincero de amor y de atención ante quien nos encontramos, y, como nos exige el mismo Jesús, tiene que hacerse para que sólo Dios lo vea. Tengamos siempre presentes en nuestra vida las palabras del Señor: “Mayor felicidad hay en dar que en recibir” (Hch 20,35).
Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los venidos de España y Latinoamérica. Los invito practicar la limosna como signo de misericordia y a no olvidar mirar a los ojos de quien pide ayuda; así, Dios no les ocultará su rostro. Muchas gracias.
All the contents on this site are copyrighted ©. |