2016-04-08 19:45:00

Conoció y habló con Jesús bien de cerca


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Pedro pescador, llamado por Jesús y que por miedo a que lo mataran como a Jesús lo negó tres veces. Este Pedro, después que Jesús resucitó creyó en Jesús definitivamente después de la resurrección y sin miedo de que lo maten y con mucho coraje apostólico, hablaba a todos de Jesús, soportó torturas, cárcel y lo mataron también en una cruz, cabeza abajo, en la actual plaza de san Pedro en Roma, sin apostatar de su fe.

Este Pedro pescador conoció a Jesús y fue formado por él durante tres años y se estremeció de estupor con su resurrección. Pedro conoció, vio y escuchó a Jesús tan de cerquita, así como se ve en el evangelio de Juan en el capítulo 21, cuando Jesús resucitado les prepara él mismo el desayuno junto al mar de Tiberíades, después de la pesca milagrosa. Este Pedro habló con Jesús, es decir rezó tan íntimamente, como cuando después de comer Jesús le preguntó tres veces: ¿me amas más que estos? A la tercera vez Pedro se entristeció de que le preguntara si lo quería, y le dijo: "Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero". Jesús le dijo: "Apacienta mis ovejas. Te aseguro que cuando eras joven, tú mismo te vestías e ibas a donde querías. Pero cuando seas viejo, extenderás tus brazos, y otro te atará y te llevará a donde no quieras". De esta manera, indicó Jesús con qué muerte Pedro debía glorificar a Dios. Y después de hablar así, le dijo: Sígueme".

La fe es finalmente una cuestión de amor, de amor apasionado como el de Jesús que da la vida por sus amigos. Pero es una amor que no puede ser vencido ni por la muerte, ni por el pecado, ni por ningún mal. Es un amor victorioso que cura del mal y nos llena con la fuerza de la vida.

Resuena todavía hoy las palabras de Pedro cuando lo mandaban que se callara, como refiere el libro de los Hechos de los Apóstoles decía: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres ha resucitado a Jesús, al que ustedes mataron suspendiéndolo del patíbulo. A él, Dios lo exaltó con su poder, haciéndolo Jefe y Salvador, a fin de conceder a Israel la conversión y el perdón de los pecados. Nosotros somos testigos de estas cosas…"  (Hechos de los Apóstoles 5,27b-32.40b-41).








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