«¿Adónde iremos sin ti, Señor?», profundizando sobre el sentido del Jubileo en las Redes Sociales
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(RV).- El Papa Francisco explicó en su catequesis del 2 de marzo, la relación que existe entre misericordia divina y corrección; un complejo binomio espiritual sobre el cual dialogamos junto a nuestra audiencia presente en nuestras plataformas informativas de Facebook y de Twitter. A continuación, citamos las palabras textuales del Obispo de Roma.
«Queridos hermanos y hermanas; Hoy reflexionamos sobre la misteriosa relación que existe entre misericordia y corrección divina. Dios se comporta con nosotros como un padre de familia, que ama a sus hijos, los socorre, los cuida, los perdona. Y que también los educa y corrige cuando se equivocan, para ayudarlos a ser responsables, a crecer en el bien y en la libertad. La relación “padre-hijo” es figura de la alianza entre Dios y su pueblo. Esta relación se fragmenta cuando el hombre rechaza la paternidad de Dios. A causa del pecado, pretende convertir la libertad en autonomía y, dejándose llevar por el orgullo, se contrapone a él y vive en una ilusión de autosuficiencia
Escuchemos qué opinan nuestros oyentes en distintas partes del mundo sobre esta reflexión del Santo Padre y conozcamos cómo están viviendo este jubileo de la Misericordia.
Felipe Abad de Madrid escribe: “Dios no nos trata según nuestras culpas. Dios perdona a su pueblo, le da la gracia y no destruye todo, pero deja abierta siempre la puerta a la esperanza. Como un padre bueno nos corrige y nos enseña a caminar buscando siempre la luz de la verdad en todo lo que nos rodea. Porque no existe otra forma de pasar por esta vida siendo auténticos, si en nuestro interior no existe ese anhelo de búsqueda de Dios y de la verdad”.
Amanda Peterson de Costa Rica comparte: “Dios jamás nos niega. Nosotros somos su pueblo, hasta el más pecador de todos, es también su hijo. Así de misericordioso y de bueno es nuestro Padre quien nos dice siempre con un amor infinito: “Hijo, ven”.
Papa Francisco: «Cuando el pueblo se aleja de Dios, desconfía de él y no le obedece, experimenta entonces la aflicción de la prueba. Dios la permite con vistas a la salvación, para que el pueblo pecador, sintiendo el vacío y la amargura del estar lejos de él, pueda abrirse a la conversión y al perdón. Dios habla amorosamente a la conciencia de sus hijos, para que se arrepientan y se dejen amar de nuevo por él».
Jimena Bianco de Buenos Aires comenta: “Cuantas veces rechazamos ese acercamiento paternal y amoroso de Dios hacia nosotros. Cuántas veces hacemos oídos sordos ante su Palabra, sus señales y su bondad; por culpa de nuestros egoísmos, soberbias y vanidades. Que este Año Santo de la Misericordia sea la ocasión propicia para volver al Padre, para volver a sus brazos. ¿A dónde iré sin ti, Señor?”.
Sara Campos de Sinaloa, México, reza: “Padre, te pedimos que al corregir, procuremos usar una gran bondad, mansedumbre y miramiento, un hondo sentido de la justicia y la equidad. Enséñanos a practicar la corrección fraterna con los demás, con el amor, la paciencia y la caridad con la que tú nos corriges en nuestro camino. Que este Jubileo sea el inicio de una nueva etapa de renovación para nuestros corazones heridos”.
Papa Francisco: «La salvación es siempre un don gratuito de Dios. Pero supone la decisión de escucharlo y dejarse convertir por él. La corrección forma parte del camino de la misericordia divina. Dios perdona a su pueblo, siempre deja una puerta abierta a la esperanza, Dios nunca cierra la puerta y le indica que el camino de la salvación no es el de los sacrificios, sino la práctica del bien y la justicia».
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