2016-03-08 14:01:00

La Biblioteca Vaticana, el lugar donde a Benedicto XVI le hubiera gustado trabajar


(RV).- En el programa ‘Huellas en la Cultura’ de esta semana visitamos la Biblioteca Vaticana de la mano de su directora de restauración, la española Ángela Núñez Gaitán, quien hace un recorrido por la historia de esta entidad de la Santa Sede que cuenta con colecciones de un valor incalculable en un enclave de excepción, como es el Salón Sixtino. 180.000 volúmenes manuscritos, 1.600.000 libros impresos y más de 8.600 incunables, 300.000 monedas y medallas, 150.000 ilustraciones, diseños y otras 150.000 fotografías.

En entrevista a Radio Vaticano, la doctora Núñez recalca que se trata de una biblioteca privada, pero que está abierta a todos los investigadores que los deseen, sin ningún tipo de exclusión. Su historia se remonta al pontificado del Papa Nicolás V (1447-1455), quien creó en su tiempo una biblioteca pública abierta a los primeros investigadores.

A lo largo de la historia, la Biblioteca Vaticana ha contado con 46 cardenales bibliotecarios. Actualmente y desde el 2012  el archivista y bibliotecario de la Santa Romana Iglesia es Mons. Jean-Louis Bruguès, cargo que el Papa Benedicto XVI confesó, durante su visita a la Biblioteca en 2007, haber deseado “Confieso que, cuando cumplí setenta años, deseaba ardientemente que el amado Juan Pablo II me concediera poder dedicarme al estudio y a la investigación de interesantes documentos y hallazgos que vosotros custodiáis con esmero, auténticas obras de arte que nos ayudan a repasar la historia de la humanidad y del cristianismo”.

El departamento de restauración de la Biblioteca Vaticana es otra de las joyas en las que tenemos que detenernos en este recorrido. Según cuenta Ángela Núñez, es el taller más antiguo dentro de una Biblioteca, y tiene referencia internacional. Al entrar en la biblioteca se ven varias bolsas de plástico transparente, sin oxígeno, con volúmenes dentro para su desinsectación, donde permanecen alrededor de un mes para eliminar los posibles insectos que tengan. La profesora sevillana explica que la intervención de los restauradores consiste en evitar que el libro se deteriore en el futuro o reparar desperfectos que pueda causar daños mayores.

(Mónica Zorita - RV)








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