2016-03-03 13:27:00

Conjugar ciencia, técnica y humanidad. Llamamiento del Papa Francisco: testimoniar la misericordia de Dios a los que sufren en cuerpo y alma


No bastan la ciencia y la técnica: para cumplir el bien se necesita la sabiduría del corazón, lejos de egoísmos y mendacidad

(RV).- Al recibir a los participantes en la Asamblea general de la Pontificia Academia para la Vida, el Sucesor de Pedro destacó la actualidad del tema elegido para su estudio «las virtudes en la ética de la vida»: «mensaje importante para la cultura contemporánea».

Con la Sagrada Escritura y las enseñanzas de Jesús, el Papa Francisco puso en guardia contra los graves peligros que se presentan cuando el corazón del hombre se aleja del bien y de la verdad contenida en la Palabra de Dios. Se vuelve un corazón endurecido, corrupto, con graves consecuencias para la vida social. Ello no puede cambiar por teorías, reformas sociales o políticas, sino solo por obra del Espíritu Santo.

Como recuerda el profeta Jeremías, un corazón que se aparta de Dios cuida solo sus intereses, es capaz de derramar sangre inocente y de cometer violencias:

«Queda sin orientación y corre el riesgo de llamar bien al mal y mal al bien; las virtudes se pierden, entra con mayor facilidad el pecado y luego el vicio. El que toma esta peligrosa pendiente resbaladiza cae en el error moral y queda oprimido por una creciente angustia existencial».

A pesar de los avances científicos y técnicos, en la actualidad lo que a veces falta es la humanidad, al servicio de la vida, en particular hacia la más débil, señaló el Papa, con su exhortación entrañable y apremiante a todos los que están relacionados con los cuidados sanitarios, incluyendo las universidades y centros de formación e investigación:

«¡Falta tantas veces la humanidad! El actuar bien no es la aplicación correcta del conocimiento ético, sino un interés real por la persona frágil. Los médicos y los agentes sanitarios nunca dejen de conjugar ciencia, técnica y humanidad.

Por lo tanto aliento a las universidades que consideren todo esto en sus programas de formación, con el fin de que los alumnos puedan madurar aquellas disposiciones del corazón y de la mente que son indispensables para acoger y cuidar la vida humana, según la dignidad que le pertenece en toda circunstancia.

Invito también a los directores de las estructuras sanitarias y de investigación a  que hagan todo lo posible para sus empleados consideren el trato humano como parte integrante su cualificado servicio».

Tras desear que «cuantos se dedican a la tutela y promoción de la vida puedan mostrar ante todo su belleza» y alentando a «vivir una compasión genuina y las otras virtudes, para ser testimonios privilegiados de la misericordia del Padre de la vida», el Papa Francisco reiteró que la cultura contemporánea conserva aún las premisas para afirmar que el hombre es un valor que hay que proteger, aunque a menudo la misma cultura contemporánea es víctima de incertidumbres morales, que no le permiten defender la vida de forma eficaz. Llegando a suceder que «bajo el nombre de virtudes, se enmascaren ‘espléndidos vicios’». Por lo que es necesario que las virtudes se arraiguen en Dios.

Y una vez más el Santo Padre puso en guardia contra las colonizaciones ideológicas:

«Quisiera repetir aquí una cosa que ya he dicho varias veces: debemos tener cuidado ante las nuevas colonizaciones ideológicas que entran en el pensamiento humano, también cristiano, bajo forma de virtudes, de modernidad, de actitudes nuevas, pero son colonizaciones. Es decir que quitan la libertad. Y solo ideológicas, es decir que tienen miedo de la realidad, así como Dios la ha creado.

Pidamos la ayuda del Espíritu Santo para que nos saque del egoísmo y de la ignorancia: renovados por Él podemos pensar y actuar según el corazón de Dios y mostrar su misericordia al que sufre en el cuerpo y en el alma».

(CdM – RV)








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