2016-02-09 20:05:00

Cuando uno se olvida de la necesidad que tiene de perdón, se olvida de Dios, de pedir perdón y no sabe perdonar, dice Francisco


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

La tradición de ustedes los Capuchinos es una tradición de perdón, de dar el perdón, dijo el Papa el 9 de febrero de 2016. Entre ustedes hay tantos buenos confesores: Es porque se sienten pecadores… y delante de la grandeza del Señor continuamente rezan: “Escúchame Señor y perdona”. En cambio, cuando uno se olvida de la necesidad que tiene de perdón, lentamente se olvida de Dios, se olvida de pedir perdón y no sabe perdonar. El humilde que se siente pecador, es un buen perdonador en el confesionario. El otro, como estos doctores de la ley que se sienten “los puros”, “los maestros”, solamente sabe condenar.

Sean grandes perdonadores. Porque el que no sabe perdonar es un gran condenador, siempre acusa. Y ¿quién es el gran acusador en el Biblia? ¡el Diablo! O haces el oficio de Jesús, que perdona dando la vida… O haces el oficio del Diablo que condena, acusa… El confesionario es para perdonar…  Aquel que viene, viene a buscar fortaleza, perdón, paz en su alma; que encuentre un padre que lo abrace y le diga: “Dios te quiere mucho”, y ¡que se lo haga sentir!

Si una persona se acerca a mí, en el confesionario, es porque siente algo que le pesa, que quiere quitarse. Quizá no sabe cómo decirlo, pero el gesto es este. Si esta persona se acerca es porque quiere cambiar, no hacerlo más. Cambiar, ser otra persona y lo dice con el gesto de acercarse. …El perdón; el perdón es una semilla, una caricia de Dios.








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