2016-01-25 18:32:00

Gracias Jesús por darnos al Cura Brochero, que será el primer santo argentino y canonizado por Francisco


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Soy hijo y nieto de una familia de Traslasierra donde evangelizó nuestro santo Cura Brochero. En su mula malacara recorrió en Córdoba, Argentina, desde la punta del alto Champaquí hasta los llanos de La Rioja, con el corazón lleno de gratitud, de amor a Dios y caridad con los paisanos, sobre todo con aquellos más pobres y frágiles. Con cada uno entabló un diálogo franco y leal para invitarlos al Encuentro con Jesús en los Ejercicios Espirituales de san Ignacio.

Por eso, Brochero en su mula es mucho más que una imagen fuerte de cura, decidora, cercana, santa. Porque como esas vertientes que brotan el agua que viene de lo alto de la montaña, por su conexión sacerdotal con Dios, Brochero se transformó él mismo en una vertiente abierta, en un pozo de agua pura, en acequia que riega el valle, en río. Brochero fue, es y será, en sí mismo, como un baúl sin fondo lleno de los tesoros espirituales de Traslasierra. Su corazón es un arcón donde continúan brotando los milagros de Dios, conectado ayer y ahora, en comunión firme y estable con el Corazón de Cristo fuente de todas las gracias y milagros.

Brochero es como el algarrobo, llamado sencillamente “el árbol”, porque aunque no es muy vistoso sino más bien opaco, el algarrobo da sombra en la siesta abrazadora, da madera para la silla, la mesa y el techo del hogar, da leña para el fogón familiar y para preparar la comida. Pero sobre todo, el algarrobo da muchos frutos para los humanos y los animales. En los tiempos de mayor sequía y pobreza de la tierra en nuestra zona, es cuando el algarrobo da mayor cantidad de frutos jugosos, sabrosos, nutritivos, que comemos para saciar la sed y el hambre y con los que también se puede hacer “aloja”, para tener con qué brindar en la fiesta. Así es Brochero, como el algarrobo fuerte y fecundo.

Y hoy Brochero hace de sí mismo una gran fiesta para nosotros. Porque la próxima canonización del sacerdote José Gabriel del Rosario es ya una fiesta espiritual para los pobres y humildes de corazón, pero especialmente para los del Valle del Cura Brochero. Fue con nuestros propios antepasados que Brochero formó una comunidad de amigos que trabajaron por el bien de todos. Con los mayores de nuestra familia Brochero fue que marcó una huella clara, precisa, imborrable, aquella de la alegría del Evangelio; un camino que nosotros podemos elegir y recorrer también ahora.

Como discípulo misionero de Jesús, el Cura Brochero en su mula malacara, fue un sacerdote que en su vida en nuestra tierra prodigó a manos llenas la misericordia de Dios. Pero también ahora desde el cielo es para nuestras familias la boca del pozo de agua vida para la sed de Dios; la tapa abierta del baúl sin fondo de los milagros de Dios, la conexión segura y estable con Dios; la puerta de la infinita misericordia de Dios que es el mismo Corazón de Jesús con quien Brochero se encontraba en la Eucaristía diaria, ayudado por la intercesión de la Madre de Dios, su querida y piadosa “Purísima”. ¡Cura Brochero! Ruega por nosotros.








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