2016-01-13 10:21:00

A experimentar la alegría de ser amados por un Dios misericordioso y compasivo, llamó el Papa en la Catequesis


(RV).- En la primera audiencia general del año 2016, el Santo Padre inauguró un nuevo ciclo de catequesis sobre la misericordia según la perspectiva bíblica, que introdujo con un pasaje del libro del Éxodo, en el que el Señor se llama a sí mismo: Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad.

Hablando en italiano el Papa Francisco afirmó que es posible aprender acerca de la misericordia escuchando lo que Dios mismo enseña con su Palabra. Y lo hizo comenzando por el Antiguo Testamento que prepara y conduce a la revelación plena de Jesucristo, en el que se revela la misericordia del Padre.

Tras destacar que la Sagrada Escritura presenta al Señor “como Dios misericordioso”, nombre a través del que se revela; el Obispo de Roma aludió a los diversos textos bíblicos que presentan a Dios, con algunas variantes, pero siempre con insistencia en su misericordia, porque Él jamás se cansa de perdonar.

Al analizar las palabras que lo caracterizan, el Papa dijo que “misericordioso” aplicado al Señor evoca una actitud de ternura, como la de una madre con su hijo, a la vez que el término hebreo utilizado en la Biblia hace pensar en las vísceras, o en el seno materno. De ahí que la imagen que sugiere es la de un Dios que se conmueve y enternece por nosotros.

Al recordar que del Señor también está escrito que es “compasivo”, Francisco explicó que esto alude a la gracia, a tener compasión y al hecho de inclinarse, aun en su grandeza, ante el débil y el pobre, estando siempre dispuesto a acoger, comprender y perdonar.

Además, el Pontífice se detuvo a considerar que de Dios misericordioso se dice también que es “lento a la ira”, lo que significa que Dios sabe esperar y que sus tiempos no son los de la impaciencia de los hombres.

En fin, el Papa destacó que el Señor se proclama “grande en el amor y en la lealtad”, lo que – dijo – constituye una hermosa definición de Dios, porque si bien es grande y poderoso, su grandeza y poder se extiende para amarnos a nosotros que somos tan pequeños e incapaces. Mientras su lealtad no tiene límites, porque el Señor es el Custodio que vela continuamente sobre nosotros para darnos la vida.

De modo que Dios – concluyó diciendo Francisco – es siempre fiable, en una palabra: una presencia sólida y estable. Y ésta –  dijo –  es la certidumbre de nuestra fe. Por esta razón invitó, durante este Jubileo de la Misericordia, a encomendarnos totalmente a Él para experimentar la alegría de ser amados por este “Dios misericordioso y compasivo, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad”. (María Fernanda Bernasconi - RV).

Texto completo del Papa del resumen de su Catequesis en español:

Queridos hermanos y hermanas: Empezamos hoy un ciclo de catequesis sobre la misericordia en la Biblia con este paso del libro del Éxodo, en el que el Señor se llama a sí mismo: Dios compasivo y misericordioso, lento a la ira y rico en clemencia y lealtad. Y es así, es compasivo, siempre dispuesto a acoger, a comprender, a perdonar, como el Padre de la parábola del Hijo pródigo. Es misericordioso, tiene literal-mente entrañas de misericordia, se conmueve y se enternece como una madre por su hijo, y está dispuesto a amar, proteger, ayudar, dándolo todo por nosotros. Es lento a la ira, cuenta hasta diez, como decíamos de jóvenes, respirando profunda-mente, para no perder la calma y soportar, sin impacientarse. Es rico en clemencia, un caudal inagotable que se manifiesta en su bondad, en su gratuita benevolencia, que vence el mal y el pecado. Y, finalmente, es leal, el Señor es fiel, una palabra, lealtad, fidelidad que no está muy de moda, pero él es leal y es fiel. Su fidelidad dura por siempre, no duerme ni reposa, está siempre atento, vigilante y no permitirá que flaqueemos en la prueba.

Saludo cordialmente a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España y Latinoamérica. ¡Veo que hay una tropa argentino - uruguaya por ahí!Llenos de confianza en el Señor, acojámonos a Él, para experimentar la alegría de ser amados por un Dios misericordioso, clemente y compasivo. jesuita Guillermo Ortiz

 

 








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