2016-01-07 18:40:00

Que Dios habla a cada persona y al Pueblo, es un presupuesto esencial para Francisco


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

A muchos entusiasma y atrae la gran cercanía del Papa con la gente, con el pueblo; su defensa de la dignidad de la persona y sus derechos, de los pobres y frágiles. Otros cuestionan fuertemente la importancia, el valor que Francisco da al pueblo y la esperanza que deposita en él; el lugar privilegiado que da al “sensus fidelium”, a la religiosidad popular, a la “sinodalidad”, ese caminar juntos pastor y pueblo.

Pero esta importancia no es por la persona o el pueblo en sí mismos, podemos decir, sino por la capacidad de cada persona de escuchar a Dios que habla en nuestro interior. Porque Dios habla, se manifiesta, actúa en la persona humana y a través de las personas habla a la comunidad, al pueblo.

Esta fe en el Espíritu de Dios que actúa en nuestro interior, es parte esencial de la doctrina de la Iglesia. No es un invento de Francisco. Viene de la Biblia, del Evangelio. Y hay una continuidad en el magisterio propia de la sucesión apostólica. También la espiritualidad jesuita hace pie y se desarrolla a partir de este presupuesto esencial de que Dios inspira y nos mueve interiormente.

El 6 de enero de 2016 dijo Francisco que los Magos de Oriente: “prestaron atención a la voz que dentro de ellos los movía a seguir aquella luz; y esta los guió hasta una pobre casa de Belén…”. Y afirmó que “la Iglesia tiene la tarea de que se reconozca y venga a la luz con más claridad el deseo de Dios que anida en cada uno”.








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