2015-12-31 12:49:00

Muchos niños siguen naciendo, como augurio irrevocable del continuo nacimiento de Jesús en los corazones que se abren a Dios


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

¿Qué esperanza te anima al inicio de un año nuevo?

Las colosales ruinas que deja el idolatrado dios dinero con la masacre planetaria de su negocio de la guerra, la violencia, la trata de personas, los prófugos, destruyen la esperanza en un posible futuro de paz. Pero gracias a Dios y a pesar de todo, muchos niños siguen naciendo como augurio irrevocable del continuo nacimiento de Jesús en los corazones que se abren a la caricia de Dios misericordioso, verdaderamente poderoso y grande.

Pero para gustar esta esperanza y creer en el futuro tenemos que mirar a los niños, lo que sienten, lo que hacen. Dijo Francisco el 30 de diciembre de 2015: “Es un misterio grande, Dios es humilde, nosotros que somos orgullosos, llenos de vanidad y que nos creemos grandes cosas, somos nada, Él es grande, es humilde y se hace Niño… Podemos aprender mucho de Jesús mirando a los niños. Descubrimos, sobre todo, que los niños quieren nuestra atención. Ellos deben estar al centro ¿por qué? ¿Porque son orgullosos? ¡No! Es porque tienen necesidad de sentirse protegidos. Es necesario también para nosotros poner al centro de nuestra vida a Jesús y saber, incluso si puede parecer paradójico, que tenemos la responsabilidad de protegerlo. Quiere estar entre nuestros brazos, desea ser cuidado y poder fijar su mirada en la nuestra. Tenemos que hacer sonreír al Niño Jesús para demostrarle nuestro amor y nuestra alegría porque Él está en medio de nosotros. Su sonrisa es signo del amor que nos da certeza de ser amados."

"Delante de Jesús estamos llamados a abandonar nuestro reclamo de autonomía, para recibir a cambio la verdadera forma de libertad, que consiste en el conocer a quien tenemos delante y servirlo.…Abracemos, entonces, entre nuestros brazos al Niño Jesús, pongámonos a su servicio…”.








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