2015-12-22 17:59:00

Podemos salvarnos del mal que asecha, hay un camino según Francisco


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

“Quisiera que el Espíritu Santo abriera el corazón de todos los romanos y les hiciera entender el camino de la salvación, que no está en el lujo, no es el camino de las grandes riquezas, no es el camino del poder, es el camino de la humildad”, dijo Francisco el 18 de diciembre en Cáritas Roma.

El Papa usa la palabra salvación y yo pensé, ¿no sería mejor la palabra felicidad o vida plena en lugar de salvación? Pero es que la situación de violencia, de guerra, de tantos prófugos, abandonados y pobres, hasta del mismo planeta en agonía, nos tienen que ayudar a abrir los ojos y ver que necesitamos ser salvados, liberados del mal, que asecha silencioso, sigiloso y escondido en imágenes, ideas, afectos, para engañarnos, esclavizarnos, destruirnos a vos, a mí, a nuestras familias y amigos.

Por eso Francisco advierte como pastor y centinela que el camino y la puerta de la salvación no es el lujo, ni las grandes riquezas o el poder. Estas cosas no solamente nos distraen de lo verdaderamente bueno y lindo, sino que nos ponen desarmados en las manos crueles del mal. Pero el Papa también nos muestra un camino, con sus gestos, obras y también con palabras: “el camino –dice- es la humildad”. Pero es una humildad bien concreta, aquella se sentir y conocer, experimentar en carne propia la enorme indigencia de la naturaleza humana, la pobreza real del ser humano, verdaderamente desvalido, desarmado, impotente frente al poder del mal, necesitado absolutamente de la misericordia de Dios Padre, que no envía la salvación en la carne de su Hijo que hizo un prófugo más, un indigente, un pobre sin techo, sin pan, sin abrigo, sin nada, necesitado de todo, abandonado, despreciado, para abir con su propio cuerpo, alma y divinidad el camino de la humildad, de la misericordia, la puerta de la salvación.

 

 








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