2015-12-19 09:22:00

Programa en español para Guinea Ecuatorial y África


(RV).- «La primera Puerta Santa de la Misericordia se abrió en el corazón de África», reiteró el Papa Francisco en la segunda audiencia general del Jubileo extraordinario de la Misericordia, recordando que el tercer domingo de Adviento abrió la Puerta Santa en la Catedral de Roma, así como se hizo en todas las diócesis del mundo.

Y haciendo hincapié en que el Jubileo es en todo el mundo, no solamente en Roma, «signo visible de la comunión universal», reiteró su anhelo de que «esta comunión eclesial  pueda ser cada vez más intensa, para que la Iglesia de Jesucristo sea en el mundo el signo vivo del amor y de la misericordia del Padre».

También este año la Luz de la Paz de la Gruta del Nacimiento de Jesús llegó a la audiencia general del Papa, en la tercera semana de Adviento.

Al acercarse la Navidad, el Papa Francisco encomendó a los peregrinos de tantas partes del mundo a la intercesión de la Madre de Jesús, e invitó a preparar el corazón para recibir al Señor en nuestras vidas, celebrando el sacramento de la reconciliación.

Después de la Bendición en la Plaza de San Pedro se elevaron cantos de felicitaciones en la víspera del cumpleaños del Papa Francisco.

«Que la Virgen María nos ayude a fortalecer nuestra fe, para que sepamos acoger al Dios de la alegría, el Dios de la misericordia, que siempre quiere habitar en medio de sus hijos», rogó el Obispo de Roma introduciendo el rezo del Ángelus dominical y deseando que «nuestra Madre nos enseñe a compartir las lágrimas con el que llora, para poder compartir también la sonrisa».

Después del rezo a la Madre de Dios recordó la Conferencia sobre el clima de París y exhortó a la comunidad internacional con un llamamiento a garantizar particular atención a las poblaciones más vulnerables, en el signo de una solidaridad cada vez más activa.

También dirigió un llamamiento a los países que iban a participar en Nairobi en la Conferencia Ministerial de la Organización Internacional del Comercio, pidiendo que tomen decisiones que tengan en cuenta las necesidades de los pobres, así como de las legítimas aspiraciones de los países menos desarrollados y del bien común de toda la familia humana.

Y después de abrir la Puerta Santa de la Catedral de Roma, en su homilía de la Santa Misa, el Papa Francisco  volvió a señalar que se acerca la Navidad y que la venida del Señor debe colmar de alegría nuestro corazón, y que a pesar de las preocupaciones y múltiples formas de violencia que hieren a la humanidad, como nos anuncia el profeta Sofonías, «Dios protege a su pueblo», y  no deben desfallecer nuestras manos.

El Obispo de Roma reiteró que «en un contexto histórico de gran abuso y violencia, sobre todo de parte de  los hombres de poder, Dios hace saber que Él reinará sobre su pueblo, que no lo dejará a merced de la arrogancia de sus gobernantes, y que lo liberará de toda angustia».

Nos acompaña la Voz de los Peregrinos en el Jubileo de la Misericordia

(CdM – RV)








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