2015-12-18 13:39:00

"Migración y movilidad humana". El padre Jorge Correa desde Chicago


(RV).- “Cuando un país está determinado a permanecer fiel a sus principios, a esos principios fundacionales, basados en el respeto a la dignidad humana, se fortalece y se renueva. Cuando un país guarda la memoria de sus raíces, sigue creciendo, se renueva y sigue asumiendo en su seno nuevos pueblos y nueva gente que viene a él”. Nos lo decía el Papa Francisco durante su Viaje Apostólico a los Estados Unidos en donde abordó en diversos momentos el tema de la movilidad humana. Sobre la movilidad humana en los Estados Unidos, país que por excelencia en la historia se ha formado por la base migratoria, también sobre la concreta realidad de México y el papel de la Iglesia en esta realidad, hablamos con el padre Jorge Arturo Correa Arcos, presbítero mexicano:

Una casa común más allá de las fronteras “El fenómeno de la “movilidad humana”, como ahora lo llama la iglesia, reconoce que el planeta, nuestra “casa común” va más allá de una geopolítica o de fronteras. Reconoce que las personas se mueven y tienen el derecho a hacerlo. La pregunta es por qué se desplazan: ciertamente donde están tienen una cultura, una idiosincrasia y tienen familia, tienen una forma de comprender la vida y es responsabilidad de  los países, de sus políticas y de sus sistemas económicos el procurar el bienestar de las personas: trabajo, educación y que las personas tengan un bienestar social. Nadie renuncia de manera gratuita a lo que el propio país ofrece, a lo que la casa primaria ofrece, si allí lo tiene”, por lo tanto, “una primera concepción es que las personas no encuentran esto en sus países y se ven obligados a desplazarse y encontrar las realidades que sí se los den”. 

“Podemos reconocer que EE.UU. ha sido un país que se ha convertido en un ícono para los migrantes: las personas de América latina y las del mundo en general  han encontrado el ideal para tener una mejor calidad de vida, de tal manera que en EE.UU encontramos personas de todo el mundo que efectivamente han alcanzado aquí una mejor calidad de vida”.

Comprender la movilidad a través de la historia “En concreto un país vecino como México que tiene tanta movilidad humana hacia este país debe comprenderse primero a lo largo de su historia: la historia de un México que es como un adolescente, está tratando de alcanzar su madurez, pero está haciendo un esfuerzo histórico para comprenderse a sí mismo para alcanzar esa madurez. Este proceso en que México ha tratado de comprenderse a sí misma en sus estructuras, en su economía, en su proyecto de mexicanidad,  ha hecho que las familias hayan tenido que salir del país en búsqueda de un mejor patrimonio para sí mismos y para sus familias”.“Hoy por hoy  México está alcanzando una auto comprensión y está en condiciones de garantizar en el mismo territorio nacional mejores condiciones de trabajo y de vida digna para sus ciudadanos. Lo no fue así unas décadas atrás, cuando estas personas experimentaron a un México cambiante que los obligó a tener que buscar lo que en casa no tenían”.

“Hoy encontramos familias asentadas con un estilo de vida que en sus raíces no ha renunciado a lo mexicano; obviamente sus hijos tienen todos los rasgos de ser mexicanos, con la diferencia de que piensan de acuerdo a la cultura y hablan el inglés”.

“Se está forjando una sociedad de migrantes que además le está dando a la sociedad de Estados Unidos las personas en quienes pueden encontrar un porvenir”. Es decir, “América del Norte no solo debe ver el fenómeno de la migración como una movilidad meramente sociológica sino que debe ver este fenómeno como un elemento que la historia le ha dado, para seguir conformándose como una nación que ha albergado a gente de toda raza y cultura, y que esto no es ajeno al proyecto propio de la nación norteamericana. Sino que puede encontrar en ellos un “garante de identidad”, es decir una cultura que… ha albergado y albergará a todas las demás culturas, porque “si hay un país que por excelencia en la historia se ha formado por la base migratoria, es Estados Unidos”.

“Los mexicanos que están aquí ya tienen su modus vivendi, han concretado lo que han venido a buscar, sin embargo han reproducido la estructura de vida que tenían en México. Por una parte esto es algo positivo porque no han negado sus raíces y por otro reflejo de la carencia educativa que tuvieron en el país. Aquí es donde la iglesia juega un papel importante, porque  la iglesia puede ser la principal protagonista de que las personas puedan aspirar a una educación, no solo académica, sino a una educación en la que encuentren los elementos para sacar lo mejor de sí mismos, y dárselo a la cultura y a la sociedad, como para también darse cuenta de que, aunque aquí tienen los elementos que les ha dado un modus vivendi, aún pueden aspirar a una mejor calidad de vida superando la visión o la interpretación de la realidad que tuvieron en sus países”.

“El hombre que evolucione debe aspirar a evolucionar, debe aspirar a un dejar de ser para convertirse en algo nuevo. Esta palabra tiene su dinámica: sabemos que antropológicamente el hombre es, no deja de ser, la dignidad es una realidad intrínseca, el hombre no adquiere dignidad, es digno por sí mismo, sin embargo tiene una interpretación de la historia, una lectura de su propia realidad, y  cuando el hombre puede superar su lectura de la realidad para aspirar a algo mejor, deja de ser para convertirse en alguien nuevo”.

La Iglesia, experta en humanidad tiene la misión aquí con los migrantes, de comprender esta situación, no solo porque han migrado y han sido itinerantes,  sino porque al establecerse en este lugar, están forjando un porvenir: “en concreto la iglesia juega un papel protagonista porque alcanza a crear una cohesión, una unidad, aquella de ser una casa para todas las culturas con un lenguaje común. El lenguaje común es la fe, el lenguaje común es Jesucristo, son los signos universales de la iglesia, y las personas de toda raza y cultura aprenden estos signos en la casa común que es la Iglesia”.  Por eso “si hay alguien que puede crear una amalgama de todas estas culturas, es la Iglesia”. Aquí debemos ver “el lenguaje ecuménico” porque “no solo hablamos de un cristianismo católico sino de las variadas formas en que este país ha interpretado el cristianismo”. “También hay una responsabilidad con estas otras religiones,  porque no decir también con estas otras sectas, que son interpretaciones del cristianismo: es necesario tener la actitud de ser misioneros, hacia ellos, de ser signo, de que nuestra Iglesia y nuestra fe es también un cimiento de la verdad”.

Pero, ¿qué pasa cuando llegan a su meta, a su destino final?, ¿Cómo se adaptan los jóvenes inmigrantes a su nueva situación, cómo se ajustan en esta nueva cultura tan distinta a la suya? El padre Jorge Arturo Correa Arcos, lo explica, “cada persona es una historia”. Escuchemos su experiencia con los misioneros escalabrinianos en los lugares de paso recibiendo a los inmigrantes que dejan su hogar por un futuro mejor:

Desde la Comunidad Hispana de Chicago, Griselda Mutual, Radio Vaticana








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