2015-12-14 19:20:00

Es el momento de descubrir la presencia de Dios y su ternura de Padre, dijo Francisco


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

En el templo católico más antiguo del mundo, que hoy es la catedral del obispo de Roma, San Juan de Letrán, el 13 de diciembre de 2015 Francisco expresó: “Hemos abierto la Puerta Santa, aquí y en todas las catedrales del mundo. También este simple signo es una invitación a la alegría. Inicia el tiempo del gran perdón. Es el Jubileo de la Misericordia. Es el momento de descubrir la presencia de Dios y su ternura de Padre”.

En la primera iglesia donde los cristianos que se escondían en las catacumbas pudieron rezar publicamente, finalizadas las persecusiones en el siglo IV, reflexionando sobre el Evangelio del día, Francisco explicó que también nosotros tenemos que ser como la gente que preguntaba a Juan Bautista: ¿Qué cosa debemos hacer? “La respuesta del Bautista no se hace esperar. Él invita a actuar con justicia y a mirar a las necesidades de cuantos se encuentran en dificultad”. Pero el Papa aclaró que lo que Juan exige de sus interlocutores, es lo mismo que exige la ley, mientras que a nosotros, en cambio, se nos pide un compromiso más radical. “Delante de la Puerta Santa que estamos llamados a atravesar, nos piden ser instrumentos de misericordia, conscientes que seremos juzgados sobre esto. Quien ha sido bautizado sabe que tiene un compromiso más grande. La fe en Cristo lleva a un camino que dura toda la vida: aquel de ser misericordiosos como el Padre. La alegría de atravesar la Puerta de la Misericordia se une al compromiso de acoger y testimoniar un amor que va más allá de la justicia, un amor que no conoce confines. Es de este infinito amor que somos responsables, no obstante nuestras contradicciones”.








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