2015-12-12 14:04:00

Después de escuchar al Profeta en el desierto, también le hicieron preguntas


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz 

Unos soldados, algunos no creyentes y personas de entre la gente escucharon también la respuesta del Bautista a la pregunta ¿qué debemos hacer?

Atraídos por esa voz que gritaba en el desierto muchos salen de la ciudad o llegan de los pueblos vecinos a la región del río Jordán en Tierra Santa. Pero no solamente escuchan. Impresionados por este predicador potente y coherente, que anuncia un bautismo para el perdón, preguntan a Juan Bautista: “¿Qué debemos hacer entonces?”. Él les respondió: “El que tenga dos túnicas, dé una al que no tiene; y el que tenga qué comer, haga otro tanto”. Algunos no creyentes vinieron también a hacerse bautizar y le preguntaron: “Maestro, ¿qué debemos hacer?”. Él les respondió: “No exijan más de lo estipulado”. A su vez, unos soldados le preguntaron: “Y nosotros, ¿qué debemos hacer?”. Juan les respondió: “No extorsionen a nadie, no hagan falsas denuncias y conténtense con su sueldo”.

Como el pueblo estaba a la expectativa y todos se preguntaban si no sería Juan Bautista el Mesías, él tomó la palabra y les dijo a todos: “Yo los bautizo con agua, pero viene uno que es más poderoso que yo, y yo ni siquiera soy digno de desatar la correa de sus sandalias; él los bautizará en el Espíritu Santo y en el fuego. Tiene en su mano la horquilla para limpiar su era y recoger el trigo en su granero. Pero consumirá la paja en el fuego inextinguible”.

En Adviento resuena “la Voz que grita en el desierto” y también sus respuestas. Lo que está escrito en el capítulo 3 del Evangelio de san Lucas.








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