"No hay fórmula mágica para acabar con la desigualdad, debemos unir fuerzas", mensajes de la audiencia

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«Me siento como en casa compartiendo este momento con hermanos y hermanas que, no me avergüenza decirlo, tienen un lugar preferencial en mi vida y opciones. Estoy aquí porque quiero que sepan que sus alegrías y esperanzas, sus angustias y tristezas, no me son indiferentes». Estas fueron las palabras del Papa Francisco durante su visita al barrio de Kangemi uno de los suburbios más pobres de Nairobi que el Santo Padre recorrió en su Viaje Apostólico a Kenia.

Papa Francisco: «Pero ante todo, quisiera detenerme en una realidad que los discursos excluyentes no logran reconocer o parecen desconocer. Me quiero referir a la sabiduría de los barrios populares. Una sabiduría que brota de la "empecinada resistencia de lo auténtico" (Carta enc. Laudato si’, 112), de valores evangélicos que la sociedad opulenta, adormecida por el consumo desenfrenado, pareciera haber olvidado».

La «comunidad espiritual» de nuestro Facebook Radio Vaticana en Español, comparte sus comentarios personales sobre este importante encuentro del Santo Padre con un pueblo herido y sufriente. Escuchemos:

Ana Paula Rodríguez escribe: «El desarrollo económico a nivel mundial es como una cadena cuyos eslabones dependen unos de otros. No somos conscientes de hasta qué punto nuestro comportamiento consumista afecta a la población de los países más pobres y explotados. No se empieza a construir una casa sin haber fijado antes unos cimientos sólidos. Tenemos que trabajar desde abajo, asentando las bases sobre las que construir una sociedad mejor».

Estrella Alonso comparte: «La avaricia humana es la responsable del aumento de la brecha económica entre ricos y pobres, en un sistema paradójico en el cual algunas personas derrochan el dinero mientras que otras mueren de hambre. No existe una fórmula mágica que acabe con la desigualdad en el mundo, debemos conseguirla trabajando mano a mano, uniendo fuerzas y aportando cada uno dentro de sus posibilidades».

Papa Francisco: «La cultura de los barrios populares, impregnada con esa sabiduría particular, tiene características muy positivas que son un aporte para el tiempo que nos toca vivir. Se expresa en valores como la solidaridad; dar la vida por otro, preferir el nacimiento a la muerte, dar un entierro cristiano a sus muertos. Ofrecer un lugar para el enfermo en la propia casa, compartir el pan con el hambriento; donde comen diez comen doce... dicen. La paciencia y la fortaleza frente a las grandes adversidades. Valores que se sustentan en que cada ser humano es más importante que el Dios dinero. Gracias por recordarnos que hay otro tipo de cultura posible».

Ana Figueroa comenta: «No existe una fórmula mágica que acabe con la desigualdad en el mundo, debemos conseguirla trabajando mano a mano, uniendo fuerzas y aportando cada uno dentro de sus posibilidades. Pidamos a Dios la gracia de reconocer en el rostro del pobre, el rostro de Cristo. A no ser ciegos al clamor del necesitado que es también la llamada de Jesús».

Papa Francisco: «Quisiera reivindicar en primer lugar estos valores que ustedes practican, valores que no cotizan en Bolsa, valores con los que no se especula ni tienen precio de mercado. Gracias por recordarnos que hay otro tipo de cultura posible».

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