2015-11-26 13:46:00

Custodien su vocación como un don de Dios y mantengan viva la llama de su celo: el Papa en el encuentro con el clero y los religiosos en Nairobi.


(RV).- “Les pido que custodien su vocación como un don de Dios y que mantengan siempre viva la llama de su celo”: fue la exhortación del Papa al clero, religiosos, religiosos y seminaristas en el encuentro en la St. Mary's School de Nairobi.

En su discurso el Papa recordó la labor que realizan visitando hospitales y enfermos, pobres y marginados, contribuyendo en la educación de los jóvenes, en la construcción de la vida espiritual y moral de la sociedad y destacó que, de este modo, “proclaman la misericordia y la amorosa compasión de Dios” y realizan “su servicio como signos vivos de la comunión de la Iglesia, que abarca a todos los pueblos y lenguas, sin excluir a ninguno y buscando la salvación de todos”.

El Pontífice no olvidó agradecer el “apostolado escondido” de los consagrados y consagradas de clausura “que contribuye tanto – dijo –  a la fecundidad de la misión de la Iglesia en este país”.

Dirigiéndose en particular a los sacerdotes, Francisco recordó su vocación de “salir en busca de los pobres, de los enfermos y de cuantos necesitan la misericordia de Dios”. “Ésta es la fuente de nuestra alegría - afirmó - ser heraldos y ministros de su compasión y amor por todos, sin distinción”. E indicó “la oración, la fraternidad sacerdotal”, “el recurso frecuente al sacramento de la Penitencia”, como “fuente de fortaleza y baluarte contra la sutil tentación de la mundanidad espiritual”.

Finalmente, hablando a los “queridos jóvenes seminaristas”, el Obispo de Roma subrayó que el camino de preparación que realizan debe ser sobre todo “un tiempo de alegría espiritual, la alegría que brota de un corazón abierto a la voz de Dios y humildemente dispuesto a sacrificarlo todo por el servicio de su pueblo santo”.

“El Evangelio que predicamos y nos esforzamos en vivir no es un camino fácil sino estrecho – aseguró Francisco al concluir su discurso - pero llena el corazón de una alegría indescriptible”. Y tras asegurarles su oración y pedirles que recen por él, les impartió su bendición.

(MCM –RV)

 








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