2015-11-19 20:03:00

Un día me encontraré cara a cara con el Señor. Francisco preguntó si lo he pensado


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Jesús mismo, el misterio de su persona y de su muerte y resurrección y su regreso al final de los tiempos es el núcleo central de su discurso y no los elementos apocalípticos, la confusión y las tragedias del mundo. Nuestra meta final es el encuentro con el Señor resucitado. Nosotros no esperamos un día o un lugar, nos encontramos con una persona: Jesús. Por lo tanto, el problema no es “cuándo” sucederán las señales premonitorias de los últimos tiempos, sino el que nos encuentre preparados, dijo Francisco en el domingo 15 de noviembre de 2015, ante una plaza de san Pedro repleta de peregrinos y fieles que llegaron para escucharlo, rezar con él la oración del Ángelus y recibir su bendición.

Por esto, insistió en que "no se trata ni si quiera de saber “cómo” sucederán estas cosas, sino de “cómo” debemos comportarnos, hoy en su espera. Estamos llamados a vivir el presente, construyendo nuestro futuro con serenidad y confianza en Dios". "Nuestra esperanza tiene un rostro: el rostro del Señor resucitado, que viene “lleno de poder y de gloria”, que manifiesta su amor crucificado, transfigurado en la resurrección. El triunfo de Jesús al final de los tiempos, será el triunfo de la Cruz; la demostración de que el sacrificio de sí mismo por amor del próximo y a imitación de Cristo, es el único poder victorioso y el único punto fijo en medio de la confusión y tragedias del mundo".

 








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