2015-11-13 16:36:00

Un corazón pobre, pero rico en generosidad alegre y gratuita, pidió Francisco a la Virgen


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Pidamos al Señor que nos admita en la escuela de esta pobre viuda, que Jesús, entre el desconcierto de los discípulos, hace subir a la cátedra y presenta como maestra de Evangelio vivo, dijo Francisco en la reflexión previa a la oración del ángelus el domingo 8 de noviembre de 2015.

El texto completo en 3 reflexiones distintas

Un corazón pobre. pero rico en generosidad alegre y gratuita (Viuda pobre III)

Un ideal ejemplar de cristiano (Viuda pobre II)

Devoran los bienes de las viudas bajo apariencias religiosas solemnes (Viuda pobre I)

El Evangelio de la viuda pobre que deposita en el Templo 2 moneditas de cobre (Mc 12,38-39), describe por una parte cómo no deben ser los seguidores de Cristo; y por otra, propone un ideal ejemplar de cristiano.

¿Qué cosa no tenemos que hacer? Explicó Francisco el 8 de noviembre de 2015: “Jesús señala en los escribas, maestros de la ley, tres defectos que se manifiestan en su estilo de vida: soberbia, avidez e hipocresía. Les gusta pasearse con largas vestiduras, ser saludados en las plazas y ocupar los primeros asientos en las sinagogas y los banquetes. Pero, bajo apariencias tan solemnes, se esconden falsedad e injusticia. Mientras se pavonean en público, usan su autoridad –dice Jesús- para “devorar los bienes de las viudas” (cfr v 40), a las que se consideraba, junto con los huérfanos y los extranjeros, como a las personas más indefensas y desamparadas”.

“También hoy existe el riesgo de asumir estas conductas. Por ejemplo, cuando se separa la oración de la justicia, porque no se puede rendir culto a Dios y causar daño a los pobres. O cuando se dice que se ama a Dios y, sin embargo, se antepone a Él la propia vanagloria, el propio provecho –afirmó el Papa-.”

Me pregunto y te pregunto ¿Cuál es tu actitud, la mía?, ¿Qué pensás y sentís sobre esto?

Un ideal ejemplar de cristiano

En el templo de Jerusalén, precisamente en el lugar donde la gente echaba las monedas como oferta hay muchos ricos que echan tantas monedas y hay una pobre mujer, viuda, que da apenas dos pequeñas monedas. Considerando este Evangelio el 8 de noviembre de 2015, el Papa dijo que “Jesús observa atentamente a esa mujer y llama la atención de los discípulos sobre el contraste neto de la escena. Los ricos han dado, con gran ostentación, lo que para ellos era superfluo, mientras que la viuda, con discreción  y humildad, ha dado todo lo que tenía para vivir”… “Debido a su extrema pobreza, hubiera podido ofrecer una sola moneda para el templo y quedarse con la otra. Pero ella no quiere hacer a medias con Dios: se priva de todo. En su pobreza ha comprendido que, teniendo a Dios, lo tiene todo; se siente amada totalmente por Él y, a su vez, lo ama totalmente. ¡Qué lindo ejemplo esa viejita, lindo ejemplo! –expresó Francisco.

“Jesús, hoy, nos dice también a nosotros que el metro de juicio no es la cantidad, sino la plenitud. Hay una diferencia entre cantidad y plenitud. Tú puedes tener tanto dinero, pero ser una persona vacía. No hay plenitud en tu corazón. Piensen esta semana en la diferencia que hay entre cantidad y plenitud.  No es cosa de billetera, sino de corazón. Hay diferencia entre billetera y corazón…

Hay enfermedades cardiacas que hacen que el corazón se baje hasta la billetera… ¡Y esto no va bien! Amar a Dios “con todo el corazón” significa confiar en Él, en su providencia, y servirlo en los hermanos más pobres, sin esperarnos nada a cambio.

Me pregunto y te pregunto ¿Cuál es tu actitud, la mía?, ¿Qué pensás y sentís sobre esto?

Un corazón pobre, pero rico en generosidad alegre y gratuita

Hablando de la viuda pobre del Evangelio, que deja como ofrenda solo dos moneditas de cobre que eran lo único que tenía para vivir, el 8 de noviembre de 2015 Francisco dijo: “Permítanme que cuente una anécdota, que sucedió en mi diócesis precedente. Estaban en la mesa una mamá con sus tres hijos; el papá estaba en el trabajo; estaban comiendo milanesas… En ese momento, llaman a la puerta y uno de los hijos, el más grande de 7 años viene y dice: “Mamá, hay un mendigo que pide comida”. Y la mamá, una buena cristiana, les pregunta: “¿qué hacemos?” – “Démosle algo mamá” respondieron.  Entonces la mamá le dijo: “tomá el tenedor y el cuchillo y cortá la mitad de cada milanesa”. ¡Ah, no, mamá no! ¡Así no! Sacá de la refrigeradora” – “¡No! –afirmó la madre- ¡Preparamos tres sándwiches  así!”  Y los hijos aprendieron que la verdadera caridad se hace no con lo que nos sobra, sino con lo que nos es necesario. Estoy seguro de que esa tarde tuvieron un poco de hambre.. ¡pero, así se hace!

Ante las necesidades del prójimo, estamos llamados a privarnos – como esos niños, de la mitad de la milanesa – de algo indispensable, no sólo de lo superfluo; estamos llamados a dar el tiempo necesario, no sólo el que nos sobra; estamos llamados a dar enseguida sin reservas algún talento nuestro, no después de haberlo utilizado para nuestros objetivos personales o de grupo.

Pidamos al Señor que nos admita a la escuela de esta pobre viuda, que Jesús, entre el desconcierto de los discípulos, hace subir a la cátedra y presenta como maestra de Evangelio vivo. Por intercesión de María, la mujer pobre que ha dado toda su vida a Dios por nosotros, pidamos el don de un corazón pobre, pero rico de una generosidad alegre y gratuita.








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