2015-10-24 20:22:00

Bartimeo era ciego del cuerpo pero no del corazón y tenía bién la cabeza


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Bartimeo era un mendigo ciego que le pidió a Jesús gritando que lo curara. Enseguida comenzó a ver y siguió a Jesús por el camino.

Pero, antes de ver con los ojos del cuerpo, Bartimeo ciego vio interiormente, percibió, comprendió con perfectamente con el corazón, que Jesús tenía poder para curarlo y además de gritar fuerte utiliza una fórmula religiosa que en ese tiempo expresa su fe. Bartimeo cree que Jesús es el Señor, el Mesías prometido: “¡Jesús, Hijo de David, ten piedad de mí!”.

Vos y yo ¿qué vemos con los ojos físicos?, ¿estás seguro que tus sentidos perciben suficiente, como para que tu inteligencia conozca la verdad, así tus pies pueden seguir a Jesús y tus manos hacer el bien?

Los sentidos aportan solo una parte de la información sobre la belleza, verdad y bondad de las cosas. Y podemos en la búsqueda del camino hacia la plenitud del gozo y de la vida, podemos distraernos, demorarnos o quedarnos en la senzación fuerte y nada más.

Por otra parte ¡Cuánto inlfuyen en tus decisiones vitales y en las mías, las ideas, los prejuicios que aplicamos a la realidad como un filtro insobornable, inflexible. Por eso, la idea sola no basta. Hay que sumergirse en la realidad con todo el cuerpo y el alma para sentir, conocer y decidir. “Ña realidad es superior a la idea” afirma Francisco. Y nos empuja a no cerrarnos en la idelogía y a salir a la realidad del encuentro y diálogo con el otro; a tocar las llagas de Jesús en la carne herida del hermano que esufre.

Pidamos a Jesús para vos, para mi y la comunidad, esta luz de la fe con la que iluminó los ojos físicos y espirituales de Bartimeo, para que pudiera verlo como Hijo de Dios y seguirlo por el camino.








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