2015-10-23 13:59:00

El multitudinario homenaje al Señor de los Temblores, Patrón Jurado del Cusco


En el mes de octubre la feligresía cusqueña no sólo celebra la fiesta del Señor de los Milagros, sino también la fiesta patronal del Señor de los Temblores, Patrón Jurado del Cusco. Ambas celebraciones son extraordinarias manifestaciones de fe que caracterizan la Arquidiócesis, la primera del Perú y Sudamérica.

La fecha central de la celebración del Señor de los Temblores es siempre el último domingo de octubre, en consecuencia, este año, la novena en honor al “Taytacha de los Temblores” fue del 16 al 24 de octubre y la fecha central el 25.

Mons. Israel Condorhuamán Estrada, Vicario Judicial de la Arquidiócesis de Cusco y Administrador de la Catedral, invitó a toda la feligresía a participar en la novena, donde todos los días por la mañana, se realizan oraciones, catequesis de la Doctrina Cristiana, la celebración de la Santa Misa y pláticas en idioma quechua y, por las tardes, el rezo del Santo Rosario y la Santa Misa en castellano. La celebración concluyó con la Misa de Fiesta en honor al Señor de los Temblores que este año, el domingo 25, fue presidida por el Arzobispo Metropolitano del Cusco, Mons. Richard Daniel Alarcón Urrutia.

El Administrador de la Catedral del Cusco, recordó a todos los fieles, la importancia de vivir con profunda fe, tanto la festividad del Señor de los Milagros, como la del Taytacha de los Temblores. “Estas fiestas, dijo, son propicias para una profunda reflexión y para comprometernos con el Señor y lograr nuestra conversión”.

El Señor de los Temblores, llamado en quechua Taytacha Timplures, del latín “tayta”, que significa "padre, señor", es una efigie que simboliza a Jesús de Nazaret enclavado en tres puntos de una cruz. La sacra imagen se encuentra en la Catedral-Basílica del Cusco en Perú, donde acoge la profunda y testimonial reverencia de todas las clases sociales, sobre todo en las ceremonias tradicionales. Es célebre en el Perú y fuera del país, pues amainó los estragos de un gran terremoto que destrozó la urbe andina. De este trágico episodio surgió el nombre que sintetiza la gratitud y fe de un pueblo que volvió a levantarse.

La historia relata que el 31 de agosto de 1650 se produjo en el Cusco un fuerte terremoto que derribó varias casas y templos. Los habitantes se mostraron muy preocupados e hicieron algo que sorprendería mucho: se juntaron alrededor de la imagen del Señor de los Temblores y, sin distinción de clase social, comenzaron a rogarle su protección.

Las crónicas manifiestan que, luego de esto, los movimientos fueron decreciendo en intensidad y todos terminaron abrazándose, tanto señores, mestizos, indios y esclavos, por lo que creían que se había producido un milagro.

A partir de entonces, se acrecentó la devoción por el “Taytacha Temblores”. La imagen fue trasladada a la Catedral y cada año los cusqueños van a rendirle homenaje a quien consideran su Santo Patrono.

El Señor de los Temblores tiene rasgos similares a los indios. Se cree que las constantes salidas, el polvo y el humo de las velas, el incienso y los cirios hicieron que tomara un color negro, parecido, precisamente, al de los indios y mestizos.

(MCM-RV)

 








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