2015-09-22 19:02:00

Para la Revolución de Francisco tenemos la fuerza de la ternura de Dios, pero sólo se logrará si hay una respuesta y compromiso personal


(RV).- Vencerse a sí mismo para salir del propio encierro, de la comodidad, de los prejuicios, y atreverse a soñar que el mundo con vos puede ser distinto, no es fácil. Contar a otro mis sueños y animarnos a hablar de lo que nos une, aunque pensemos y sintamos distinto, para caminar y construir algo juntos –como dijo Francisco en Cuba- es un verdadero desafío. Sostener la esperanza que sabe sufrir para llevar adelante un proyecto, sacrificándose por la amistad social, por el bien común, por aquello más grande que nosotros, que es el Pueblo, la patria, requiere una fuerza superior.

Para esto tenemos la fuerza poderosa, imparable del Amor misericordioso de Dios. Pero no es una especie de magia que depende exclusivamente de Francisco. Él está poniendo todo ciertamente, se juega la vida en esta causa, sirve por amor, se hace puente de paz y reconciliación. La Revolución de la ternura está inspirada en el Evangelio de Jesús. Y Jesús nos llama, nos invita al encuentro personal con él. Si abrimos las puertas a Jesús vivo que es la misericordia, la ternura misma de Dios, recién entonces esta revolución se pone en marcha. Es una invitación que tenemos que atrevernos a aceptar. Dijo Francisco en Cuba: “Nuestra revolución pasa por la ternura, por la alegría que se hace siempre projimidad, que se hace siempre compasión y nos lleva a involucrarnos, para servir, en la vida de los demás. Nuestra fe nos hace salir de casa e ir al encuentro de los otros para compartir gozos y alegrías, esperanzas y frustraciones. Nuestra fe, nos saca de casa para visitar al enfermo, al preso, al que llora y al que sabe también reír con el que ríe, alegrarse con las alegrías de los vecinos. Como María, queremos ser una Iglesia que sirve, que sale de casa, que sale de sus templos, de sus sacristías, para acompañar la vida, sostener la esperanza, ser signo de unidad. Como María, Madre de la Caridad, queremos ser una Iglesia que salga de casa para tender puentes, romper muros, sembrar reconciliación”.

 

Con Francisco peregrino, misionero de la misericordia, desde Cuba para Tu Radio jesuita Guillermo Ortiz








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