2015-09-17 11:05:00

Francisco ayuda al mundo viejo y nuevo a descubrir un nuevo mundo de oportunidades de relaciones


REFLEXIONES EN FRONTERA, jesuita Guillermo Ortiz

Con Francisco peregrino en salida misionera nos adelantamos a su llegada a Cuba y pasamos por Santo Domingo

En Santo Domingo desde 1511 se encuentra la Catedral primada de toda América porque aquí, desde aquí empezó todo.

Dentro del templo a la derecha de la entrada está la Virgen, Nuestra Señora de la Antigua, y arriba del cuadro junto a los escudos reales se lee: “Nuevo mundo halló Colón”. Y debajo del altar principal de la hermosa Catedral gótica está la cripta con los restos mortales de Cristobal Colón y su familia. Podemos imaginarnos aquellas precarias carabelas llegando a la gran isla con presos como peones trabajando para alcanzar tierra firme con aventureros y temerarios almirantes ansiosos de descubrimientos con codiciosos conquistadores y colonizadores sin escrúpulos y hasta asesinos. Pero con estos vinieron también misioneros santos y mártires para anunciar hasta los confines del mundo la alegría del Evangelio de Jesús muerto y resucitado.

En la misma Catedral primada en Santo Domingo entrando a la derecha se encuentra una gran cruz de casi tres metros de altura que fue la primera que se plantó para dar inicio a la construcción de la iglesia, la misma cruz primera que fue la imagen del V centenario de la Evangelización de América, la cruz que representa la fuerza del amor y de la fe, la fuerza de la esperanza en Cristo.

Por eso, el nuevo mundo sigue teniendo algo importante que ofrecer al viejo y único mundo. El pueblo latinoamericano saqueado y crucificado ya no tiene como ayer tantas especias o riquezas materiales pero tiene hoy para ofrecer y compartir la fuerza del amor y la fe en Jesucristo para luchar por superar la miseria propia y ajena con el sacrificio por la familia, el techo, la tierra, el trabajo para transformar el mundo de todos.

Esta Latinoamérica sacrificada y laboriosa ya exportó al viejo mundo un Papa. Y Francisco como Obispo de Roma ayuda al mundo viejo y nuevo a descubrir, a buscar y hallar un nuevo mundo de oportunidades y posibilidades de relacionarse y de tratarnos mejor entre nosotros y a la tierra porque quizá la clave del descubrimiento del verdadero y único nuevo mundo posible sea hallar en este mundo roto, en nuestro querido planeta, nuevas posibilidades de relacionarnos mejor.

Desde aquel cuadro de Nuestra Señora de la Antigua traído por Colón hasta ahora, esta riqueza de la fuerza y poder de la fe latinoamericana está custodiada por la madre de Dios en la devoción y el culto que el santo pueblo fiel de Dios le profesa en tantas advocaciones y representaciones de la Virgen como la de Nuestra Señora de la Caridad del Cobre en Cuba de la que Francisco es peregrino.

Jesuita Guillermo Ortiz.








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