2015-09-11 15:20:00

El clima es una cuestión de justicia y solidaridad hacia los pobres, dijo el Papa


(RV).- “No podemos olvidar las graves implicaciones de los cambios climáticos: ¡son los más pobres que sufren con mayor dureza las consecuencias!” Fueron las palabras del Papa Francisco al recibir hoy en audiencia a los participantes del Encuentro de la Fundación para el Desarrollo sostenible sobre Justicia ambiental y cambios climáticos.

El Encuentro sobre temas ambientales tuvo lugar en la tarde del jueves en el Instituto Patrístico Agustinianum de Roma y ha sido organizado, en vista de la Conferencia Internacional de París del próximo diciembre, por la misma Fundación para el Desarrollo sostenible, con el patrocinio del Pontificio Consejo Justicia y la Paz y el Pontificio Consejo para la Pastoral de los Agentes Sanitarios.

“El clima es un bien común hoy gravemente amenazado” afirmó el Pontífice en su discurso, “lo indican fenómenos como los cambios climáticos, el calentamiento global y el aumento de eventos meteorológicos extremos”. Ante estos temas, “objeto de gran atención por parte de los medios de comunicación y de la opinión pública” el Papa remarcó la importancia del porqué y del cómo ocuparse de esta situación:

“La cuestión del clima es una cuestión de justicia y también de solidaridad, que de la justicia no debe ser jamás separada. Está en juego la dignidad de cada uno, como pueblos, como comunidad, como hombres y mujeres”.

Tras destacar que ciencia y tecnología ponen en nuestras manos un ‘poder’ sin precedentes, el Obispo de Roma insistió: “es nuestro deber, hacia la humanidad entera y en particular hacia los más pobres y las generaciones futuras, utilizarlo para el bien común”.

“¿Logrará nuestra generación ser recordada por haber asumido con generosidad las propias responsabilidades? Se preguntó el Papa y tras exhortar a dejarse guiar por la esperanza, expresó su deseo:

“Espero que cada uno de ustedes pueda experimentar el gusto de participar en acciones que transmiten vida” porque “la alegría del Evangelio reside también aquí”.

El Santo Padre explicó que cada uno está llamado a ejercer la propia responsabilidad y solidaridad personalmente en base al papel que ocupa en el mundo “sin sacar a relucir improbables recetas” sino ofreciendo lo que ha entendido, al diálogo: “a todos – dijo – se les pide una contribución, en vista de un resultado que no puede ser otra cosa que fruto de un trabajo común. El gran enemigo aquí es la hipocresía”.

Tras destacar como 'signo providencial' y de 'gran importancia' que en este Encuentro participen exponentes de “mundos diversos” como religión y política, economía e investigación científica así como organizaciones internacionales, Francisco se detuvo en cómo sacar “fruto” de este “diálogo” que tiene necesidad - remarcó - de una visión tanto amplia como transparente, con un criterio integral y sobre todo participativo que incluya todas las partes en causa, incluso aquellas que fácilmente quedan marginadas en los procesos institucionales. De aquí su apremiante exhortación “a realizar todo esfuerzo para que en las mesas en donde se busca el modo para resolver la única y compleja crisis socio-ambiental puedan hacer escuchar su propia voz los más pobres, entre los países y entre los seres humanos: es éste también un deber de justicia ambiental”, insistió.

Ante la emergencia de los cambios climáticos, y con la mirada puesta en los encuentros que la afrontarán en los próximos meses, en las Naciones Unidas y en París, el Papa Francisco propuso que este diálogo “se transforme en una auténtica alianza para llegar a acuerdos ambientales globales realmente significativos y eficaces”. En este camino, el Obispo de Roma ofreció su “personal apoyo, a partir de aquel indispensable, el de la oración”, a la vez que ofreció al Señor “nuestro esfuerzo común para que la humanidad sepa escuchar el grito de la tierra: “¡Hoy nuestra madre tierra está entre los tantos excluidos que gritan a los Cielos por una ayuda!” - afirmó - “¡Nuestra madre tierra es una excluida!” “Así la creación - concluyó el Pontífice - se acercará siempre más a la casa común que el único Padre ha imaginado como don para la familia universal de sus criaturas”.

(MCM-RV)

 








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