2015-09-05 16:20:00

Programa en español para Guinea Ecuatorial y África


(RV).- Pidamos al Señor, por intercesión de la Virgen Santa, que nos done un corazón puro, libre de toda hipocresía. Éste es el adjetivo que Jesús aplica a los fariseos: ‘hipócritas’. Pidamos un corazón libre de toda hipocresía, para que seamos capaces de vivir según el espíritu de la ley llegar a su fin que es el amor.

Ésta fue la invitación del Papa Francisco introduciendo el rezo mariano del Ángelus dominical, cita en la que, con dos apremiantes llamamientos, recordó a los cristianos perseguidos y las tragedias de la migración:

Que se ponga fin a la persecución y violencias contra los cristianos en Oriente Medio y en el mundo, pidió el Papa Francisco -  en particular a la comunidad internacional y a los responsables de los gobiernos - recordando al nuevo beato mártir Flavián Miguel Melki, Obispo.

El Santo Padre renovó asimismo su dolor y llamamiento ante las tragedias de la migración y de los numerosos fallecidos - también niños -  en terribles viajes. Pidamos a la misericordia de Dios que nos ayude a cooperar con eficacia para impedir estos crímenes, que ofenden a la familia humana, fue el ruego del Papa.

¡Nunca más la locura destructora de la guerra y de los fabricantes y traficantes armas ensangrentadas con la sangre de tantos inocentes, minorías y cristianos perseguidos!  Con este apremiante llamamiento, en su audiencia general, el Papa recordó el aniversario de la conclusión de la Segunda Guerra mundial.

Tras hacer hincapié en su catequesis en la importancia de la familia para hacer brillar, con la ayuda del Espíritu Santo, el Evangelio en un mundo que conoce la desertificación del amor familiar, el Sucesor de Pedro recordó que «la sociedad tiene necesidad del testimonio de las familias cristianas, de su fe y de su generosidad».

Nos acompaña la Voz de los Peregrinos en la Plaza de San Pedro

(CdM – RV)

 








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