Esperanzas para los prófugos en Kurdistán

(RV).- Durante la audiencia general del último miércoles de agosto, el Papa Francisco mantuvo un encuentro con el sacerdote caldeo Samir Yousif, párroco de cinco aldeas en Amadiyak, cerca del límite con Turquía, quien habló con el Pontífice sobre la tragedia de los prófugos en el Kurdistán iraquí.

El Padre Yousif, quien se encontraba en primera fila, junto a los obispos, pudo mostrar al Pontífice dos álbumes fotográficos para documentar – tal como él mismo explica – la catástrofe con el dolor y la desesperación inimaginables de las personas que pudo ver. Continuamente – relata el sacerdote – recibimos a miles de personas en fuga y sin nada, que escapan para huir de una muerte segura, lo que causa que en un instante se anulen las raíces que se remontan al primer siglo cristiano, “porque nosotros los cristianos –  dice – en aquellas regiones no somos ni huéspedes ni extranjeros”.

“En mi parroquia – refirió el padre Samir al Pontífice – hacemos lo imposible para acoger a los prófugos, a quienes les damos de comer, un techo, e incluso medicamentos, al menos para las primeras necesidades”. Y explicó que para hacer esto cuentan con la caridad del Papa, quien a través del Cardenal Fernando Filoni, Prefecto de la Congregación para la Evangelización de los Pueblos envió la ayuda pontifica en dos oportunidades y también cuentan con la ayuda de la Conferencia Episcopal Italiana, de Caritas y de otros organismos que han respondido prontamente a los llamamientos del Santo Padre.

El párroco Yousif  confió que le agradeció personalmente al Papa Francisco sus intervenciones dirigidas a la comunidad internacional diciéndole que “puede tener la seguridad de que su voz es muy escuchada en todo el mundo árabe”, y que cuando habla de la tragedia de los prófugos “los medios de comunicación le dan amplio espacio, lo que ayuda finalmente a la solidaridad y a no caer en el olvido”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).