Diálogos de Radio Vaticano, con el padre Sergio Moreno

El pecado original en la filosofía política

La segunda forma de abordar la cuestión del pecado es el pesimismo antropológico puro, que sostiene, en palabras de Maquiavelo, que «los hombres son ingratos, frívolos, mentirosos, cobardes y codiciosos» y, por lo tanto,  no puede concedérseles el menor grado de libertad sin que la empleen para destruirse entre ellos. A semejanza del florentino, el pensador tradicionalista J. de Maistre pensaba que «el hombre es demasiado perverso para ser libre». Desde esta perspectiva, los derechos individuales, la paz y la dignidad humana no son más que pretensiones utópicas y carentes de valor alguno. La fuerza se convierte en la fuente exclusiva del Derecho. Un excesivo énfasis en la naturaleza caída del ser humano lleva, por lo tanto, al absolutismo político. 

22 de julio