2015-07-13 16:45:00

Nota Eclesial: Francisco, un Papa con el pueblo


(RV).- El noveno viaje apostólico del Papa Francisco ha sido una fiesta de fe para toda Latinoamérica, los mensajes que ha pronunciado en Ecuador, Bolivia y Paraguay atienden a las realidades de Suramérica. El Santo Padre, con el pueblo, ha insistido en reconocer que “necesitamos un cambio”, desde la vivencia de la caridad y el encuentro con el hermano para evitar la “cultura del descarte”.

Todo el peregrinar del Papa Francisco para llevar “el Evangelio de la alegría”, ha permitido constatar la urgencia de sus apremiantes llamados en la reciente encíclica Laudato Si’; que invita al bautizado pero también a todo responsable de la sociedad a centrase en una “Ecología Integral” que tenga una preferencia por los pobres, el cuidado ecológico, y el compromiso de vivir cristianamente con una “fe solidaria”.

“Y qué lindo sería que todos pudieran admirar cómo nos cuidamos unos a otros. Cómo mutuamente nos damos aliento y cómo nos acompañamos. El don de sí es el que establece la relación interpersonal que no se genera dando «cosas», sino dándose a sí mismo”, expresó el Papa en la homilía pronunciada en Quito.

El Santo Padre, un Papa con el pueblo, no solo ha escuchado las dificultades de los encarcelados, enfermos, pobres, jóvenes, sino que también ha hecho que sean escuchados por todo el mundo. Que es un paso impórtate para el “dialogo” que puede construir el “bien común” que garantice “tierra, techo y trabajo” y “un corazón libre para amar”. Y permite “revestir de dignidad” a las personas descartadas por las “nuevas formas de colonización”.

En Santa Cruz de la Sierra el Papa Francisco en un discurso histórico a los movimientos populares recordó el deber moral de dar a los pobre lo que les pertenece. “Es un deber moral. Para los cristianos, la carga es aún más fuerte: es un mandamiento. Se trata de devolverles a los pobres y a los pueblos lo que les pertenece. El destino universal de los bienes no es un adorno discursivo de la doctrina social de la Iglesia. Es una realidad anterior a la propiedad privada. La propiedad, muy en especial cuando afecta los recursos naturales, debe estar siempre en función de las necesidades de los pueblos”.

Esta responsabilidad cristiana el Pontífice la presenta desde la “familia, gran riqueza social”, el primer lugar de encuentro y formación de grandes hombres y mujeres de la sociedad, y que guiados por “la lógica del evangelio” pueden vivir el discipulado de la “hospitalidad”.

“La Iglesia, como la quería Jesús, es la casa de la hospitalidad. Y cuánto bien podemos hacer si nos animamos a aprender este lenguaje de la hospitalidad, este lenguaje de recibir, de acoger. Cuántas heridas, cuánta desesperanza se puede curar en un hogar donde uno se pueda sentir recibido. Para eso hay que tener las puertas abiertas, sobre todo las puertas del corazón”, manifestó el Papa durante la misa en Asunción.

(P. Johan Pacheco, RV)    








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