Llega a su etapa final el IX Viaje Apostólico internacional del Pontificado del Papa Francisco a Ecuador, Bolivia y Paraguay, del 5 al 13 de julio.
Dedicamos nuestro espacio de hoy a la primera etapa, la de Ecuador:
«El sol es Jesucristo y si la Iglesia se aparta o se esconde de Jesucristo se vuelve oscura y no da testimonio»
En su primer discurso, en el aeropuerto de Quito, abrazando a todo el pueblo amigo ecuatoriano, el Obispo de Roma señaló que llegaba «como testigo de la misericordia de Dios y de la fe en Jesucristo».
Y, deseando que en «estos días se nos haga más evidente a todos la cercanía «del sol que nace de lo alto», y que seamos reflejo de su luz, y de su amor, hizo hincapié en que las claves ante los desafíos actuales, las podemos encontrar en el Evangelio.
«Valorando las diferencias, fomentando el diálogo y la participación sin exclusiones, para que los logros en progreso y desarrollo que se están consiguiendo se consoliden y garanticen un futuro mejor para todos, poniendo una especial atención en nuestros hermanos más frágiles y en las minorías más vulnerables, que son la deuda que todavía toda América Latina tiene.
El Santo Padre reiteró el compromiso y la colaboración de la Iglesia, para servir a este pueblo ecuatoriano que se ha puesto de pie con dignidad.
Una multitud de ecuatorianos lo acompañó con alegría, aplausos y pétalos de flores a lo largo de los 40 kilómetros, desde el aeropuerto hasta la Nunciatura. La calurosa bienvenida popular fue aumentando, en especial cuando el Pontífice recorrió en papa móvil, los últimos 8 kilómetros.
Comunión del Papa con el gran pueblo de Ecuador, que lo escucha y entiende. Entrevista al Director de la Oficina de Prensa de la Santa Sede, P Lombardi, al concluir la primera jornada en Quito.
Con su bendición, el Papa Francisco llegó al corazón de los ecuatorianos y Ecuador se paralizó, se volcó a las calles.
Entrevista de nuestro enviado especial, el jesuita Guillermo Ortiz, a Verónica Fierro.
(CdM - RV)
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