2015-07-03 12:23:00

Hace un año Francisco pedía a los carismáticos que se dejen guiar por el Espíritu Santo sin enjaularlo



(RV).- Desde el pasado miércoles 1° de julio y durante todo este mes quedan suspendidas las audiencias públicas del Santo Padre Francisco, incluidas las que celebra los días miércoles con miles de fieles y peregrinos de los cinco continentes en que ofrece su catequesis semanal. De la misma manera han quedado suspendidas – en este caso hasta septiembre – las Misas matutinas que el Obispo de Roma celebra en la capilla de la Casa de Santa Marta con la participación de un pequeño grupo de fieles.

La única excepción lo representa el encuentro multitudinario de esta tarde a las 18.00, en que el Papa Bergoglio se reunirá en la Plaza de San Pedro con unos treinta mil miembros del Movimiento de la Renovación en el Espíritu Santo, y de cuyo evento les ofreceremos la radiocrónica en directo con comentario en nuestro idioma, que podrán seguir también a través de nuestra página web en www.radiovaticana.va.

De hecho ayer en la Sala Marconi de nuestra emisora, Radio Vaticano, se presentó la 38ª Convocación de la Renovación Carismática Católica, que comienza esta tarde con el Papa y prosigue mañana en el Estadio Olímpico de Roma.

El Santo Padre, recordamos, se reunió con todos los carismáticos del mundo hace un año, el domingo 1º de junio de 2014, en el Estadio Olímpico de Roma en que les dirigió palabras entrañables.

A los sacerdotes Francisco les habló de la cercanía a Jesucristo, en la oración y en la adoración. Cercanía con la gente, con el pueblo de Dios que se les ha confiado. Por eso les pidió que amen a su gente.

A los jóvenes el Papa les dijo que sería triste que un joven guarde su juventud “en una caja fuerte”, puesto que de este modo “se hace vieja”, en el peor sentido de la palabra; “se convierte en un trapo” que no sirve para nada. Por eso les recordó que la juventud es para arriesgarla: arriesgarla bien, arriesgarla con esperanza. Es para apostarla por cosas grandes. La juventud es para darla, para que otros conozcan al Señor.

A las familias el Obispo de Roma les recordó que son la Iglesia doméstica, donde Jesús crece, crece en el amor de los cónyuges, crece en la vida de los hijos; razón por la cual el enemigo ataca tanto a la familia puesto que el demonio no la quiere, e intenta destruirla, tratando de que no haya amor allí. De ahí su deseo de que el Señor bendiga la familia, la fortalezca en esta crisis con la que el diablo quiere destruirla.

A los hermanos y hermanas que sufren, que tienen una enfermedad, que están discapacitados, y que por eso son hermanos y hermanas unidos por el sufrimiento de Jesucristo, que imitan a Jesús en el difícil momento de su cruz, el Pontífice les dijo que esa unción del sufrimiento la llevan adelante por toda la Iglesia. Y les agradeció de corazón que acepten estar unidos en el sufrimiento testimoniando la esperanza, esa esperanza que nos lleva adelante buscando la caricia de Jesús.

Y a los ancianos el Santo Padre les recordaba que las abuelas y los abuelos son nuestra fuerza y nuestra sabiduría. Por eso rezó para 1ue el Señor nos dé siempre ancianos sabios. Ancianos que nos den la memoria de nuestro pueblo, la memoria de la Iglesia. Y nos den también lo que de ellos nos dice la Carta a los Hebreos: el sentido de la alegría.

Francisco se despidió invitándolos a “salir a las calles a evangelizar”, anunciando el Evangelio. Y pidiéndoles que recuerden que la Iglesia nació “en salida”, aquella mañana de Pentecostés. Por eso no dudó en decirles que “se acerquen a los pobres y toquen en su carne la carne herida de Jesús”, dejándose guiar por el Espíritu Santo, con esa libertad; y, por favor, sin enjaular al Espíritu Santo, sino ¡con libertad!

Los espero a todos – carismáticos del mundo – concluía el Papa Francisco, para celebrar su gran Jubileo en Pentecostés del año 2017 en la Plaza de San Pedro.

(María Fernanda Bernasconi - RV).








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