2015-06-13 15:21:00

Programa en español para Guinea Ecuatorial y África


(RV).- La «difícil experiencia de la enfermedad en las familias», fue el tema de la catequesis del Papa Francisco, en la audiencia general, anterior a la celebración del Sagradísimo Corazón de Jesús y del Sagrado Corazón de María.

«Pidamos al Señor – invitó el Santo Padre en sus palabras en nuestro idioma – para que, con su gracia, la enfermedad sea una ocasión de fortalecimiento de los vínculos familiares; y que las familias puedan vivir los momentos difíciles del dolor y del sufrimiento sostenidas por la cercanía y oración de la comunidad cristiana».

El Obispo de Roma hizo hincapié en la tarea de la Iglesia - siguiendo a Jesús, que nunca pasó de largo ante un enfermo - de ayudar a los enfermos y de ayudar de forma  concreta, espiritual y material a las familias que afrontan la enfermedad de un ser querido:

«¡Ésta es la gloria de Dios! ¡Ésta Es la tarea de la Iglesia! ¡Ayudar a los enfermos, sin perderse en palabrerías!

«El acceso al alimento necesario es un derecho para todos y no permite exclusiones», afirmó el Papa Francisco en su denso discurso, en español, - del que les ofreceremos una parte - a los Participantes en la 39° Sesión de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura, a quienes recibió en Audiencia en la Sala Clementina del Vaticano.

El Pontífice recordó su participación en la Segunda Conferencia Internacional sobre Nutrición – el pasado 20 de noviembre de 2014 –, en la que exhortó a los Estados a encontrar soluciones y recursos para hacer frente a la tragedia del hambre.

Y señaló que debemos partir de nuestra vida cotidiana si queremos cambiar los estilos de vida, conscientes de que nuestros pequeños gestos pueden asegurar la sostenibilidad y el futuro de la familia humana.

Tras exhortar a seguir luchando contra el hambre sin segundas intenciones, alentó que «en lugar de dejarse impresionar ante los datos, modifiquemos nuestra relación de hoy con los recursos naturales, el uso del suelo; modifiquemos el consumo, sin caer en la esclavitud del consumismo; eliminemos el derroche y así venceremos el hambre».

El Papa puso de relieve que la Iglesia, con sus instituciones e iniciativas camina con los que luchan contra el hambre, «consciente de que los recursos del planeta son limitados y su uso sostenible es absolutamente urgente para el desarrollo agrícola y alimentario. Por eso se compromete a favorecer ese cambio de actitud necesario para el bien de las generaciones futuras»

(CdM – RV)








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