2015-05-08 12:32:00

“No ceder ante la tentación del dopaje, apostar por el deporte y la vida”, el Papa a la Federación Italiana de Tenis


(RV).- “Comprométanse con los demás y con Dios, dando lo mejor de ustedes mismos, dando la vida por lo que verdaderamente vale y dura para siempre”, invitó el Papa Francisco a los miembros de la Federación Italiana de Tenis, a quienes recibió la mañana de este viernes en el Aula Pablo VI en el Vaticano.

Tres pilares fundamentales en la formación

En su discurso, el Santo Padre recordó la importancia del deporte como experiencia educativa, como uno de los pilares fundamentales en la formación de la persona: “En diversas ocasiones he hablado del deporte como experiencia educativa. Hoy quiero confirmarlo: ¡el deporte es un camino educativo! Existen tres caminos, tres pilares fundamentales para los niños, los adolescentes y los jóvenes: la educación – escolar y familiar –, el deporte y el trabajo. Cuando existen estos tres elementos, escuela, deporte y trabajo, entonces existen las condiciones para desarrollar una vida plena y autentica, evitando de este modo las dependencias que envenenan y arruinan la existencia”. Asimismo señalo el Pontífice, que la Iglesia se interesa por el deporte porque le interesa el hombre, todo el hombre y reconoce que la actividad deportiva incide en la formación de la persona, en sus relaciones y en su espiritualidad.

Misión de los atletas

En este sentido, el Obispo de Roma precisó la misión que los deportistas, dirigentes y profesionales del deporte están llamados a realizar: “Ustedes atletas tienen una misión que cumplir: poder ser, para cuantos los admiran, validos modelos a imitar. Y también ustedes, dirigentes, entrenadores y profesionales del deporte, están llamados a dar buen testimonio de los valores humanos, maestros de una actividad deportiva que sea siempre leal y transparente”.

No ceder ante la tentación del “dopaje”

Refiriéndose a la presión que muchas veces se ejerce en los deportes, el Sucesor de Pedro invitó a no ceder ante la tentación del dopaje con el fin de obtener óptimos resultados: “El deporte que practican es un deporte muy competitivo, pero la presión de querer conseguir resultados significativos no debe jamás llevarlos a embocar atajos como es el caso del dopaje. ¡Como es fea y estéril la victoria que se obtiene haciendo trampas en las reglas y engañando a los demás!”.

Apostar por la vida y por lo que dura para siempre

Por ello, el Pontífice comentando el pasaje bíblico de la Primera Carta a los Corintios, señaló cómo el apóstol Pablo usa el ejemplo de un atleta para ilustrar una característica importante de la existencia humana, es decir lo que se refiere al desafío de dar un significado último a la vida misma: “Por lo tanto, quisiera exhortar a cada uno de ustedes a involucrarse no sólo en el deporte – como ya lo hacen y con óptimos resultados –, sino en la vida, en la búsqueda del bien, del verdadero bien, sin miedo, con valentía y entusiasmo. Comprométanse con los demás y con Dios, dando lo mejor de ustedes mismos, dando la vida por lo que verdaderamente vale y dura para siempre. Pongan sus talentos al servicio del encuentro entre las personas, de la amistad, de la inclusión”.

Antes de finalizar su discurso, el Papa Francisco envió sus saludos a las familias y amigos de los participantes e impartió su bendición apostólica.

(RM – RV)

TEXTO COMPLETO DEL DISCURSO DEL PAPA FRANCISCO

 Queridos hermanos y hermanas, ¡buenos días!

Les agradezco por estar aquí, y ¡son tan numerosos! Agradezco al Presidente por sus cordiales palabras. Dirijo un especial saludo a los niños aquí presentes - ¡son tantos! – que participan en un proyecto lúdico-motor organizado por la Federación Italiana de Tenis.

En diversas ocasiones he hablado del deporte como experiencia educativa. Hoy quiero confirmarlo: ¡el deporte es un camino educativo! Existen tres caminos, tres pilares fundamentales para los niños, los adolescentes y los jóvenes: la educación – escolar y familiar –, el deporte y el trabajo. Educación – escolar y familiar –, deporte y trabajo. ¡Sobre estos tres pilares se crece bien! Cuando existen estos tres elementos, escuela, deporte y trabajo, entonces existen las condiciones para desarrollar una vida plena y autentica, evitando de este modo las dependencias que envenenan y arruinan la existencia.

La Iglesia se interesa por el deporte porque le interesa el hombre, todo el hombre y reconoce que la actividad deportiva incide en la formación de la persona, en sus relaciones, en su espiritualidad. Ustedes atletas tienen una misión que cumplir: poder ser, para cuantos los admiran, validos modelos a imitar. Y también ustedes, dirigentes, entrenadores y profesionales del deporte, están llamados a dar buen testimonio de los valores humanos, maestro de una actividad deportiva que sea siempre leal y transparente.

El deporte que practican es un deporte muy competitivo, pero la presión de querer conseguir resultados significativos no debe jamás llevarlos a embocar atajos como es el caso del dopaje. ¡Como es feo y estéril la victoria que se obtiene haciendo trampas sobre la reglas y engañando a los demás!

El apóstol Pablo usa el ejemplo de un atleta para ilustrar una característica importante de la existencia humana y dice así: «¿No saben que, los que corren en el estadio, todos en verdad corren, pero sólo uno conquista el premio? ¡Corran también ustedes de tal modo que lo conquisten!» (1 Cor 9,24). En cierto modo, esta es su experiencia cotidiana en el Tenis. Pero San Pablo se refiere al desafío de dar un significado último a la vida misma. Por lo tanto, quisiera exhortar a cada uno de ustedes a involucrarse no sólo en el deporte – como ya lo hacen y con óptimos resultados –, sino en la vida, en la búsqueda del bien, del verdadero bien, sin miedo, con valentía y entusiasmo. Comprométanse con los demás y con Dios, dando lo mejor de ustedes mismos, dando la vida por lo que verdaderamente vale y dura para siempre. Pongan sus talentos al servicio del encuentro entre las personas, de la amistad, de la inclusión.

Queridos hermanos y hermanas, les pido llevar mis saludos a sus familias y a sus amigos. Dios omnipotente los bendiga y los proteja siempre y, por favor, no se olviden de rezar por mí.

Gracias.

Ahora todos juntos recemos a la Virgen antes de darles la bendición. Ave María…

(Traducción del italiano, Renato Martinez – Radio Vaticano)








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