2015-04-13 14:20:00

Que la Iglesia tenga el coraje de hablar con franqueza, dijo el Papa en su homilía


(RV).-  El camino de la Iglesia es el de la “franqueza”, “decir las cosas, con libertad”. Lo afirmó el Papa Francisco en su homilía de la Misa matutina celebrada en la Capilla de la Casa de Santa Marta.

El Pontífice reafirmó que, tal como lo experimentaron los Apóstoles después de la Resurrección de Jesús, sólo el Espíritu Santo es capaz de cambiar nuestra actitud, la historia de nuestra vida y darnos coraje.

“Nosotros no podemos callar lo que hemos visto y oído”. El Papa Francisco desarrolló su homilía partiendo de esta afirmación de Pedro y Juan, tomada de los Hechos de los Apóstoles, en la Primera Lectura.

Hablar con franqueza, sin temor

El Papa Bergoglio recordó que Pedro y Juan, después de haber realizado un milagro, habían sido encarcelados y amenazados por los sacerdotes, para que no hablaran más en nombre de Jesús. Pero ellos deciden ir adelante y cuando regresan sus hermanos los animan a proclamar la Palabra de Dios “con franqueza”. Y piden al Señor que dirija “la mirada a sus amenazas” y que conceda “a sus siervos”, “no escapar”, sino “proclamar con toda franqueza” Su Palabra:

“También hoy el mensaje de la Iglesia es el mensaje del camino de la franqueza’, del camino del coraje cristiano. Estos dos, sencillos – como dice la Biblia – sin instrucción, tuvieron el coraje. Una palabra que se puede traducir ‘coraje, ‘franqueza’, ‘libertad de hablar’, ‘no tener miedo de decir las cosas’… Es una palabra que tiene tantos significados, en el término original. La parresia, aquella franqueza… Y del temor pasaron a la ‘franqueza’, a decir las cosas con libertad”.

Francisco se detuvo asimismo en el pasaje del Evangelio del día que relata el diálogo “un poco misterioso entre Jesús y Nicodemo”, sobre el “segundo nacimiento”, sobre el hecho de “tener una nueva vida, diversa de la primera”.

Anunciar a Cristo, sin hacer “publicidad”

El Papa subrayó que también en esta historia, “en este itinerario de la franqueza”, el “verdadero protagonista” es “precisamente el Espíritu Santo”, “porque es Él el único capaz de darnos esta gracia del coraje de anunciar a Jesucristo”:

“Y este coraje del anuncio es el que nos distingue del simple proselitismo. Nosotros no hacemos publicidad, dice Jesucristo, para tener más ‘socios’ en nuestra ‘sociedad espiritual’, ¿no? Esto no sirve. No sirve, no es cristiano. Lo que el cristiano hace es anunciar con coraje y el anuncio de Jesucristo provoca, mediante el Espíritu Santo, ese estupor que nos hace ir adelante”.

El verdadero protagonista de todo esto – reafirmó el Santo Padre –  es el Espíritu Santo. Cuando Jesús habla acerca de “nacer de nuevo”, nos hace entender que es “el Espíritu quien nos cambia, que viene de cualquier parte, como el viento, del que sentimos su voz”. Y prosiguió explicando que “sólo el Espíritu es capaz de cambiarnos nuestra actitud”, de “cambiar la historia de nuestra vida, cambiar nuestra pertenencia”.

El coraje, una gracia que viene del Espíritu Santo

Es el Espíritu – dijo también Francisco – “el que esta fuerza a estos hombres sencillos y sin instrucción” como Pedro y Juan, “esta fuerza de anunciar a Jesucristo hasta el testimonio final: el martirio”:

“El camino del coraje cristiano es una gracia que da el Espíritu Santo. Hay tantos caminos que podemos tomar, incluso que nos dan cierto coraje. ‘Pero mira qué corajudo, ¡la decisión que ha tomado! Y mira E guarda a este, mira qué bien ha hecho este plan, ha organizado las cosas, ¡que bueno!’: esto ayuda, pero es instrumento de otra cosa más grande: el Espíritu. Si no está el Espíritu, nosotros podemos hacer tantas cosas, tanto trabajo, pero no sirve para nada”.

La Iglesia después de Pascua – añadió el Papa – “nos prepara a recibir al Espíritu Santo”. Por esta razón  –  fue su exhortación final – ahora, “en la celebración del misterio de la muerte y de la Resurrección de Jesús, podemos recordar toda la historia de la Salvación” y “pedir la gracia de recibir al Espíritu para que nos de el coraje verdadero para anunciar a Jesucristo”.

(María Fernanda Bernasconi - RV).








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