2015-04-07 14:43:00

Juan Pablo II ante el Genocidio en Ruanda


(RV).- Este 7 de abril se celebra la Jornada de la Memoria de las víctimas del genocidio en Ruanda ocurrido en 1994 en el que murieron más de 800.000 personas.

A 21 años de estos graves enfrentamientos entre hutus y tutsis que culminaron con este genocidio, en Radio Vaticano les recordamos algunas de las palabras de San Juan Pablo II ante esta histórica tragedia.

En la Misa de apertura de la asamblea especial para África del Sínodo los Obispos del 10 de abril de 1994, el Papa polaco recordó en modo particular al pueblo y a la Iglesia ruandesa “probados en estos días por una impresionante tragedia” tras el asesinato de los presidentes de Ruanda y Burundi:

“Con ustedes, obispos, comparto el sufrimientos frente a esta nueva catastrófica onda de violencia y de muerte, que golpea este amado país, ha hecho fluir en proporciones impresionantes también la sangre de sacerdotes, religiosas y catequistas: víctimas de un odio absurdo”.

“Junto a ustedes, reunidos en este Sínodo Africano, y en comunión espiritual con los Obispos de Ruanda que no han podido estar hoy con nosotros, siento el deber de realizar un apelo para que se detenga la mano homicida de los violentos. Con ustedes elevo mi voz para decir a todos: ¡Basta con estas violencias! ¡Basta con estas tragedias! ¡Basta con estos asesinatos fratricidas”
 
“En Ruada y en Burundi, duramente probados en estos últimos tiempos, como también en todo África, la Iglesia está llamada a dar su valiosa e insustituible contribución para promover una urgente y radical obra de reconciliación, que haga del Continente africano una tierra donde reine la paz y el amor por la vida”.

Diez años después, en el Ángelus del 28 de marzo de 2004, el Papa polaco recordó esta tragedia y realizó un llamamiento a la comunidad internacional para que “construya la paz y la civilización del amor, especialmente en el Continente africano”.

“Han pasado diez años desde que, el 7 de abril de 1994, estallaron en Ruanda graves enfrentamientos entre hutus y tutsis, que culminaron con el genocidio en el que fueron bárbaramente asesinadas miles de personas”. 

Pidamos al Señor que esa tragedia no se repita nunca más”. 

“A ustedes, queridas poblaciones; a ustedes, jefes religiosos y civiles; y a todos ustedes que, en la comunidad internacional, se esfuerzan generosamente por llevar la paz a la amada región de los Grandes Lagos, les digo: ¡No se desalienten! Sean constructores de la civilización del amor, estimulados por las palabras del Salvador: "Bienaventurados los que trabajan por la paz, porque ellos serán llamados hijos de Dios" (Mt 5, 9).

Para Radio Vaticano, MTC.








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