2015-02-28 15:51:00

Programa en español dirigido a Guinea Ecuatorial y al continente africano


(RV).- El Papa Francisco regresó ayer al Vaticano, desde la localidad de Ariccia, cerca de Roma, donde se trasladó el pasado domingo, por la tarde, con motivo de los ejercicios espirituales cuaresmales, con sus colaboradores de la Curia Romana, sobre el tema «Servidores y profetas del Dios vivo».

Que la Virgen Santa, modelo de docilidad al Espíritu, nos ayude a dejarnos conducir por Jesús, que quiere hacer de cada uno de nosotros una nueva criatura.  En sus palabras para introducir el rezo a la Madre de Dios, a la que encomendó sus Ejercicios Espirituales, el primer Domingo de Cuaresma, el Obispo de Roma pidió que se le acompañara con la oración a lo largo de  esta semana.

«Entremos en el desierto sin miedo, porque no estamos solos: estamos con Jesús, con el Padre y con el Espíritu Santo», alentó el Santo Padre, destacando que la Cuaresma es un camino de conversión, cuyo centro es el corazón. Y que la humanidad necesita justicia, paz y amor, que sólo se podrán lograr volviendo con todo el corazón a Dios.

Por la tarde del pasado Miércoles de Ceniza, dando comienzo a la Cuaresma 2015, el Papa Francisco, como cada año, invitó a toda la Iglesia a vivir intensamente la liturgia penitencial en el camino cuaresmal, que conduce a la Pascua.

«¿Está el llanto en nuestras oraciones?»

«¿Lloro? ¿Llora el Papa? ¿Lloran los cardenales… los obispos, los consagrados, los sacerdotes…?». El Santo Padre destacó el sentido penitencial del llanto, haciendo hincapié en que «Dios nos invita a volver a Él con un corazón nuevo, purificado del mal, para tomar parte de su gozo».  

El Obispo de Roma presidió, como es tradicional, la Santa Misa con el rito de la imposición de la Ceniza en la Basílica romana de Santa Sabina.

(CdM – RV)

 








All the contents on this site are copyrighted ©.