2015-01-02 15:04:00

La compleja realidad del cristianismo en Asia


(RV).- El séptimo viaje internacional del Papa Francisco tiene como meta el continente asiático. El sucesor de Pedro visitará Sri Lanka y Filipinas del 12 al 19 de enero próximo. Esta visita apostólica busca despertar y motivar la fe en un continente en el cual el cristianismo debe afrontar diversas problemáticas, recordando que Asia es el continente más basto del planeta y es habitado por cerca de dos tercios de la población mundial; solo China e India constituyen casi la mitad de la población total del planeta.

En este contexto el cristianismo en Asia es visto casi como una religión “extranjera”, a pesar que haya nacido en este continente. El cristianismo se difundió en los primeros cuatro siglos, partiendo desde el norte de África hasta llegar a India, según narra la tradición, con la predicación de san Tomás Apóstol en el I siglo d.C. y posteriormente en China en el siglo VII, durante la dinastía T’ang, con el monje nestoriano Aloben.

A pesar de su difusión en los primeros 400 años, en el siglo XVI el cristianismo había casi desaparecido por diversas razones, de un lado, por la presencia de las grandes tradiciones religiosas asiáticas; de otro lado, por la limitada consistencia de las comunidades cristianas.

Al respecto recordamos que en 1998, se realizó el Sínodo para Asia para afrontar estos problemas; y en la Exhortación Apostólica post-sinodal de Juan Pablo II, “Ecclesia in Asia” de 1999, se afirma que “era un misterio que el Salvador del mundo, nacido en Asia, haya sido hasta ahora desconocido por los pueblos de este continente” (EA, 2). Los padres sinodales presentaron las dificultades que habían encontrado en proclamar a Jesús como el Único Salvador al interno de cultura que no podía “aceptar a Jesús como la una manifestación de lo divino”.

De la Exhortación, Iglesia en Asia nació una nueva propuesta metodológica para el anuncio de Jesús, llamada “pedagogía evocativa”, que usa historias, parábolas y símbolos para acercar el misterio de Cristo a las personas del continente, presentando a Jesús como el “Maestro de sabiduría, el Liberador, el Guía Espiritual, el Iluminado, etc.”. La teología no siempre se debe expresar con conceptos abstractos, sino puede ser comunicado con proverbios o reflexiones, con la danza, las obras de arte, se afirmaba en el documento.

Y Francisco va al encuentro de esta compleja realidad del cristianismo en Asia, en un viaje de fraterna amistad y como peregrino en busca de las raíces de su fe.

(RM-RV)








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