2014-12-19 14:54:00

USA-Cuba, cuando los Papas construyen puentes


(RV).- El histórico restablecimiento de las relaciones entre Estados Unidos y Cuba, favorecido por el rol del Papa Francisco y de la Santa Sede, recoge los frutos de un largo trabajo de varios decenios, que ha tenido a los Pontífices – en especial a Juan XXIII, Juan Pablo II y Benedicto XVI – entre los protagonistas junto a la Iglesia local y al diplomacia vaticana. El servicio de nuestro compañero Alessandro Gisotti nos ayudará a recorrer los momentos más resaltantes de este largo camino de reconciliación en la construcción de este puente imaginario.

Podemos llamar a los Pontífices, “constructores de puentes”. Si hay un evento de la historia contemporánea que evidencia el significado de esta palabra, es precisamente el histórico acercamiento entre Washington y la Habana. De hecho, por más de 55 años, la franja de mar que separa la isla caribeña de las costas de Florida se han presentado como un gran océano, pero los Pontífices no han creído jamás que esta distancia fuese inalcanzable. Es más, en fidelidad a su misión han puesto un ladrillo después del otro para construir aquel puente inaugurado idealmente por el primer Papa Latinoamericano.

Roncalli y la crisis de los misiles

Después de la revolución castrista, en pleno periodo de la Guerra Fría, Cuba – por su posición estratégica – se convirtió en un lugar clave. Un destino, por ciertos aspectos dramático que se agudizó durante la “crisis de los misiles” en octubre de 1962. En esa ocasión, concuerdan los históricos, la humanidad estuvo a un paso de la destrucción nuclear, Juan XXIII dio un momento de respiro a los contendientes con su Mensaje transmitido por la Radio Vaticana. Un llamado a todos los hombres de buena voluntad y, en especial, a los líderes de Estados Unidos y la Unión Soviética. Con la voz quebrada por la conmoción, el Papa Roncalli elevó una súplica por la paz:

“Nous supplions tous les Gouvernants de ne pas rester  sourds…”

«Nosotros suplicamos a todos los gobernantes a no permanecer sordos a este grito de la humanidad. Que hagan todo lo que está en su poder para salvar la paz. Evitaran así al mundo los horrores de una guerra, de la cual no se puede prever cuáles serán las terribles consecuencias». (25 de octubre de 1962).

La impresión generada por esta intervención fue enorme. Fue como si la conciencia del mundo se hubiese elevado en esta voz para rebelarse contra la maquina bélica. Un voz que resonó un año después en la Encíclica de Juan XXIII sobre la paz, la Pacen in Terris, que todavía hoy representa uno de los documentos más significativos sobre la insensatez de la guerra.

El Papa Wojtyla vuela a Cuba

Si en 1962 un Papa puso las bases del puente entre Cuba y los Estados Unidos, 36 años después otro Papa, Juan Pablo II, edifica el arco imaginario de este puente. El 21 de enero de 1998 el Pontífice, que había contribuido a la disolución de la Unión Soviética, llega a la tierra de la revolución guevarista. En la Habana es recibido por Fidel Castro, y las imágenes del líder cubano que sujeta del brazo a Karol Wojtyla, dan la vuelta al mundo. En sus discursos el Papa afirma que Cuba y los cristianos tienen el derecho de vivir libremente su propia fe, un derecho que ninguna ideología puede pretender eliminar. Pues hablando a la gente en la Plaza “José Marti” de la Habana, pronuncia aquella exhortación histórica que hoy parece profética:

«Llamada a vencer el aislamiento, Cuba debe abrirse al mundo y el mundo debe acercarse a Cuba, a su pueblo a sus hijos, que representan sin duda la mayor riqueza. Ha llegado la hora de recorrer los nuevos caminos que los tiempos de novación en los cuales vivimos nos exigen, al acercarnos al Tercer Milenio de la era cristiana». (25 de enero de 1998).

Benedicto XVI y el “no” al embargo

Si Juan Pablo II pidió a Cuba abrirse al mundo, al mismo tiempo exhortó más de una vez a los Estado Unidos a poner fin al embargo a la isla. Un “no” firme al embargo es el de Benedicto XVI que, recibiendo en el 2009 al embajador cubano ante la Santa Sede, denunció que esta medida unilateral “afecta en modo especial a las personas y a las familias más pobres”. Tres años después, siguiendo las huellas de sus predecesores, el Papa Benedicto viaja a Cuba, donde encuentra al presidente Raúl Castro y en privado también al hermano Fidel. A ellos el Papa les pide “eliminar las posiciones inamovibles” que “tienden a hacer más ardua la comprensión y la colaboración”:

«Concluyo aquí mi peregrinación, pero continuaré rezando fervorosamente para que continúen su camino y Cuba sea la casa de todos y para todos los cubanos, donde convivan con justicia y libertad, en un clima de serena fraternidad».

Esta libertad y esta fraternidad entre los pueblos de Estados Unidos y Cuba que hoy inician, también gracias a los Papas, no parece más una utopía.

Al respecto el Arzobispo de Miami, Mons. Thomas Wenski, comenta las reacciones de los pobladores de estos países y el rol de la Iglesia en este proceso. Resaltando la figura del Papa Francisco y de la Santa Sede.








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