2014-11-19 13:59:00

Jesús nos reviste de sí mismo, catequesis del Papa


(RV).- Como todos los miércoles, el Papa celebró su audiencia general en la Plaza de San Pedro, ante la presencia de varios miles de fieles y peregrinos procedentes de numerosos países, y se refirió en su catequesis al significado de la vocación universal a la santidad y al modo de realizarla.

"Debemos tener bien presente – dijo Francisco - que la santidad no es algo que nos procuramos nosotros, que obtenemos nosotros con nuestras cualidades y nuestras capacidades. La santidad es un don, es el don que nos da el Señor Jesús, cuando nos toma consigo y nos reviste de sí mismo, nos hace como Él. Por lo tanto,  la santidad no es una prerrogativa solamente de algunos, sino es un don que se ofrece a todos y  constituye el carácter distintivo de todo cristiano". "Para ser santos, no es necesario por fuerza ser obispos, sacerdotes o religiosos, no. ¡Todos estamos llamados a volvernos santos! Tantas veces estamos tentados en pensar que la santidad esté reservada solamente a aquellos que tienen la posibilidad de separarse de los quehaceres ordinarios, para dedicarse exclusivamente a la oración. ¡Pero no es así!"

La llamada a la santidad no es una carga pesada, sino una invitación a vivir con alegría y amor cada momento de nuestra vida, transformándolo en un don para quienes nos rodean:

“Queridos hermanos y hermanas:

La catequesis de hoy está centrada en la vocación universal a la santidad.

¿En qué consiste esta vocación y cómo podemos realizarla? La santidad no la obtenemos por nuestras capacidades o cualidades personales. Es ante todo un don de Dios que nos hace el Señor Jesús revistiéndonos de Él mismo. Por lo tanto, la santidad es un descubrirse en plena comunión con Él, en la plenitud de su vida y de su amor. De esta manera, nadie queda excluido de la llamada a la santidad, la cual constituye el carácter distintivo de todo cristiano, urgido a vivirla en el amor y en el testimonio diario, cada uno en las condiciones y en el estado de vida en el cual se encuentra.

En la Primera Carta de San Pedro escuchamos: “Que cada uno viva según la gracia recibida, poniéndola al servicio de los demás, como buenos administradores de la gracia de Dios”. La llamada a la santidad no es una carga pesada, sino una invitación a vivir con alegría y amor cada momento de nuestra vida, transformándolo al mismo tiempo en un don para las personas que nos rodean. Cada paso hacia la santidad hace a las personas mejores, libres de egoísmo y abiertas a los hermanos y a sus necesidades.

Saludo a los peregrinos de lengua española, en particular a los grupos provenientes de España, Argentina, México, Costa Rica y República Dominicana, así como a los venidos de otros países latinoamericanos. Acojamos  con alegría la invitación a la santidad y sostengámonos los unos a los otros en este camino que no se recorre solo, sino en comunión con aquel único cuerpo que es la Iglesia, nuestra Santa Madre, la Iglesia jerárquica. Muchas gracias y que el Señor les bendiga”.








All the contents on this site are copyrighted ©.