Diálogos de Radio Vaticano, con el padre Sergio Moreno
(RV).-
(Con audio)
Reflexión
filosófica sobre las palabras del Papa Francisco ante el memorial del Holocausto en
Jerusalén
El Papa Francisco, ante el memorial del Holocausto en Jerusalén,
hizo una reflexión sobre la fuerza y el dolor del mal deshumano del hombre y sobre
las “estructuras del pecado”, que contrastan con la dignidad de la persona, creada
a imagen y semejanza de Dios. Éstas fueron las palabras del Papa:
“Adán, ¿dónde
estás?” (cf. Gn 3,9). ¿Dónde estás, hombre? ¿Dónde te has metido? En este lugar,
memorial de la Shoah, resuena esta pregunta de Dios: “Adán, ¿dónde estás?”. Esta
pregunta contiene todo el dolor del Padre que ha perdido a su hijo. El Padre conocía
el riesgo de la libertad; sabía que el hijo podría perderse… pero quizás ni siquiera
el Padre podía imaginar una caída como ésta, un abismo tan grande. Ese grito: “¿Dónde
estás?”, aquí, ante la tragedia inconmensurable del Holocausto, resuena como una voz
que se pierde en un abismo sin fondo…
Hombre, ¿quién eres? Ya no te reconozco.
¿Quién eres, hombre? ¿En qué te has convertido? ¿Cómo has sido capaz de este horror?
¿Qué te ha hecho caer tan bajo? Quién te ha corrompido? ¿Quién te ha desfigurado?
¿Quién te ha contagiado la presunción de apropiarte del bien y del mal? ¿Quién te
ha convencido de que eres dios? No sólo has torturado y asesinado a tus hermanos,
sino que te los has ofrecido en sacrificio a ti mismo, porque te has erigido en dios.
Señor, escucha nuestra oración, escucha nuestra súplica, sálvanos por tu misericordia.
Sálvanos de esta monstruosidad. Señor omnipotente, un alma afligida clama a ti. Escucha,
Señor, ten piedad.
Hemos pecado contra ti. Tú reinas por siempre (cf. Ba 3,1-2).
Acuérdate de nosotros en tu misericordia. Danos la gracia de avergonzarnos de lo que,
como hombres, hemos sido capaces de hacer, de avergonzarnos de esta máxima idolatría,
de haber despreciado y destruido nuestra carne, esa carne que tú modelaste del barro,
que tú vivificaste con tu aliento de vida.